jueves, 9 de enero de 2014

El carrusel / Cuestión de orden.


S. bate el récord de vueltas a bordo de un carrusel.

Para que fuese válido, S. debía ir montado en un caballo y no debía bajarse de él en ningún momento.

El carrusel es montado por los mismos chicos de los récords quienes han venido a hacerle una nota, para un programa de tv.

El hecho, por cierto, causa expectación en el entorno.

Todo es cuestión de orden, dice S. antes de subirse al carrusel.

Una periodista le hace entonces unas preguntas respecto a aquella frase.

Ya sabes, explica S., orden y manejo de las emociones. Llevo haciéndolo desde hace años y no es fácil, señala.

El camarógrafo hace un zoom sobre su rostro.

…sobre todo porque hay que mantener el orden, continúa S., pero no hay que dejar de lado el sentimiento real… la delicadeza.

S. hace una pausa.

Unos chicos se cruzan en la toma, por lo que el camarógrafo se molesta.

La gente piensa que es frialdad, pero ciertamente es otra cosa, sigue S., así, yo planteo que el orden es compatible con el dolor… Piénsalo de esta forma: mi ojo izquierdo llora por F., el derecho por G., no sé si me entiendes

La periodista asiente y le pregunta si acaso es como la concentración de los hindúes, cuando caminan sobre brasas.

Todo lo contrario, contesta S., eso es anular la percepción, el dolor específico… yo hablo más bien de reordenar la percepción, mantenerla a flote… equilibrar sensaciones…

La entrevista dura pocos segundos más y luego S. sube al carrusel.

78 horas después S. se baja del carrusel y es atendido por especialistas, quienes se preocupan, sobre todo, de sus piernas y articulaciones.

El número exacto no lo recuerdo, pero lo cierto es que S. batió el récord de la mayor cantidad de vueltas en un carrusel, finalmente.

S. debiese estar orgulloso.

Horas después, desmontan el carrusel y hasta el último chico mirón regresa hasta su casa.

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