-Soñé con esa frase de mierda.
-¿Qué frase?
-Esa frase po, hueón.
-¿Pero qué frase…?
-La de ayer po, hueón… esa en que se quedó pegada
la película… cuando el hombre entraba de improviso y la mujer intentaba
explicar…
-¿Cuál era…?
-“Mi amor, no es lo que piensas”.
-¿Era esa?
-Claro… acuérdate que quedó harto rato en la
pantalla, hasta que volvimos a iniciar el disco.
-Verdad.
-Era muy hueón el sueño, a todo esto… o sea, no era
en contexto de pareja… o no como en la película, al menos…
-¿Y cómo era entonces?
-Es que se decía en todo momento… o sea, me acuerdo
que en el sueño yo iba en el metro y veía gente… cada uno en su mundo, aunque todos
bien, o normal al menos… el hueón con el diario, un tipo con audífonos, una
chica con mochila… todos en silencio…
-¿Tú también ibas?
-Sí… al trabajo parece, en la mañana… pero el punto
es que apenas tú o alguien miraba a otro, ese otro reaccionaba y te decía la
frase… y con el mismo tono.
-¿La frase de la película?
-Sí po, hueón… esa... Imagínate, uno miraba a
alguien… salías un poco de ti mismo y entonces te dicen eso, con un tono raro,
medio molesto: “mi amor, no es lo que piensas”.
-¿Pero todos se decían eso?
-Sí po, hueón, todos… era desesperante…
-¿No chistoso?
-No hueón, para nada… es que no se decía nada más
po, hueón… y entonces, para evitarlo, uno no miraba a nadie… o no prestabas
atención a nadie…
-Sí, así suena terrible, al menos…
-Sí, desesperante, como te decía… además también lo
sentías al revés.
-¿Cómo “al revés”?
-Al revés po, hueón… o sea, te sentías mirado…
pensado por los otros… mal pensado, además… y te daban ganas de contestar la
misma frase…
-¿Y lo hacías?
-Sí, creo que la decía un par de veces…
irónicamente… con rabia, incluso…
-Un mal sueño entonces.
-Sí po, hueón… por lo menos eso… un mal sueño.
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