martes, 1 de marzo de 2011

Las cervezas están tibias.

.
Dejo las botellas bajo el agua
porque las cervezas están tibias.

Las miro por un momento
y todo parece milagroso:
el agua brotando desde una llave metálica
y cayendo en chorro sobre las botellas…

Y sí,
pienso,
ese es el verdadero milagro.

No me vengan a hablar del sol
allá afuera,
o de los árboles
o de las montañas esparcidas a lo lejos
como mecanismos olvidados.

Y es que el milagro no está en aquello
que sigue andando como un reloj
en una casa vacía…
¡eso se los dejo a los otros!
¡que canten y griten y lloren al vacío!
¡allá ellos!

Yo prefiero ver el agua salir de la llave
y golpear las botellas
de cerveza tibia.

El otro día,
por ejemplo,
mientras repetía este rito,
decidí hacer posavasos
con unas radiografías que encontré
y que mostraban mis costillas.

El agua caía entonces
y las cervezas se helaban,
mientras yo miraba la radiografía,
como si reflejara los restos
de un animal extinto.

Esto es un milagro,
me dije entonces,
esto es el único milagro posible…

Un hombre fósil
en un mundo abandonado,
como dormido en un automóvil
que ha quedado
con las luces encendidas.

Y tú trabajas y te esfuerzas
y te olvidas por momentos
que todo ha quedado detenido,
y hasta aquello que amas
parece estar de pronto
muerto
y detenido en una mueca.

Y es que en el fondo
la gente no sabe lo que es sano
y busca su vida
o el milagro
en aquellos productos
que dicen estar hechos
para toda una vida.

Lamentablemente,
yo no sé realmente
cuánto dura
una vida.

Y prefiero el milagro
de esperar
esas cervezas
que nos permiten un poco luchar
contra aquello
que sin duda
es más fuerte y eterno
que nosotros.

Y claro...
el agua cae
y las botellas se enfrían lento
y afuera gira un mundo
en el que ya no creo.

Quizá por eso,
les decía,
me maravilla el milagro
de ver el agua cayendo
saliendo desde una llave
y cayendo fría
sobre el vidrio…

Y entonces
cuando las botellas se enfrían,
el milagro cuaja en ti
y alejas también, luego,
tu propia tibieza...

Sin embargo,
aún falta un poco, parece:

las cervezas están tibias

y la vida también.
.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho.
    Me encanta la poesía que toma la vida cotidiana para expresarse.
    Releo tu poema y me digo que solo sé de mis pies y de sus huellas de barro sobre la piel de mundo.
    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. hola
    hoy llegué, nos trajo un camión desde el norte a la vida capitalina tibia.
    quería quedarme por allá, pero me entibié, pero no por mucho espero.
    saludos.

    ResponderEliminar

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales