"Siéntate al sol. Abdica.
Sé rey de ti mismo."
Ricardo Reis.
Querido Ricardo,
mi trono es pobre
y desgastado
y está hecho de retazos.
.
Mi reino entero está en ruinas.
.
Adentro y afuera,
por un lado y por otro,
como el cara y cruz de una moneda
que ha perdido totalmente
su valor.
Además,
ni siquiera ansío ese mundo, Ricardo,
ni otro...
y es que nada quiero poseer,
sino piedras,
peñascos que arrojar al cielo
hasta dar con algo
o partirme en mil pedazos
la cabeza.
.
Heredero ilegítimo soy
de mi reino, Ricardo,
no tengo posesiones
ni padre...
ni flores siquiera hay en mi reino
para arrancar y dejar caer
antes incluso
de mirarlas.
.
Y es que mi reino es de papel
y de signos desparramados...
envejecidos, Ricardo,
casi muertos,
vagando de un lado a otro
preguntando quiénes son
y qué es aquello que debían hacer
en este mundo.
.
Quizá deba quemarlos,
pienso a veces,
prenderle fuego a mi reino
y tragarme las cenizas.
.
Y es que ansío el vacío
para sentir mi forma,
para reconocer mis necesidades
y hasta para calcular
la velocidad exacta
de mi caída.
.
Los dioses no me llorarán,
mis amigos seguirán con sus vidas,
y la mujer que amé gemirá de placer
bajo el peso de cualquier otro...
.
mi reino es precario, Ricardo,
los signos se provocan vómitos
y expulsan al suelo
su significado.
.
Nada quiero.
Nada soy.
Este es mi reino.
.
Las murallas se vinieron abajo
y no había nadie dentro...
.
Y es que suena bonito
lo que dices,
pero no te creo:
ser rey de uno mismo
es alambrar un sitio eriazo...
.
Te das importancia, Ricardo,
aunque hayas querido hacer
justamente lo contrario.
.
Y los dioses tampoco te lloraron.
.
Y los hombres no te comprendieron.
.
Y dejaste escapar lo que amabas
de entre tus manos,
Quizá no hay para qué ser rey de algo.
ResponderEliminarSólo ser y ya...
Y quizá ni eso.