jueves, 5 de septiembre de 2024

Por qué el elefante.

“Pero eso fue mucho más tarde,
poco tiempo antes de que inventaran las lámparas”
W. B.

I.

Creo recordar un breve texto narrativo de Walter Benjamin en que explica por qué el elefante se llama elefante.

Extrañamente, en vez de recordar la explicación, recuerdo que, en su historia, se mencionaba que el elefante en un inicio no tenía trompa, pero como no tenía cómo recoger el palo que el hombre le arrojaba para que fuese a buscarlo, terminó por desarrollar una.

También recuerdo -o creo hacerlo, al menos-, que se decía que el elefante era muy parecido al hombre, antes de desarrollar su trompa.


II.

Pensando en aquello -o recordándolo-, lo cierto es que me pierdo un poco y termino por extraviarme.

Caminando, podríamos decir, entre elefantes sin trompa y hombres que arrojan palos.

Es decir, pienso en aquello sin tener puntos de referencia fijos.

No resulta, sin embargo, ser un mal extravío.


III.

No del todo, al menos.

Me refiero a que igual es triste, después de todo, que a los hombres nadie nos haya arrojado un palo.

Que no nos hubiesen ordenado buscar algo concreto, quiero decir, y que por carecer de manos correctas hubiésemos desarrollado trompas.

Por supuesto, no es que cuestione la forma de nuestra especie o que no valore nuestras manos, pero debo reconocer que envidio un poco a los elefantes.

No del todo, digamos, pero los envidio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales