lunes, 16 de septiembre de 2024

Coágulos verdes.


I.

Se llenó la planta esa de coágulos verdes.

En su interior, por supuesto, terminó ocurriendo aquello.

Así, se fue atrofiando poco a poco hasta que ella misma se volvió coágulo.

Desde entonces, rebota en ella la luz y ya no absorbe el agua.

Los insectos incluso la desprecian, porque no sabe fluir.


II.

Parece plástica esa planta.

Opaca eso sí, pero plástica.

Su corazón es similar a un nudo chicloso.

Quién sabe desde cuándo se encuentra ahí.


III.

Cuando digo ahí, por cierto, me refiero al sitio ese donde está la planta.

Al fondo de un jardín mal cuidado que se ha llenado de maleza.

El asunto de los coágulos, sin embargo, no es fruto del lugar ni de las condiciones del entorno.

La culpa no es ajena a la planta, digamos.

Es ella la que ha formado sus coágulos.

Y todo es expresión, finalmente, de su propia naturaleza.

Puede sonar duro, pero es cierto.

En el mejor de los casos, algunos dirían que se ha dejado estar.


IV.

Ha sido extraño septiembre en todo caso.

Y en la planta esa observamos un fenómeno, también extraño.

Amarillo, verde y blanco es el fenómeno, por cierto.

Varios lo comentan.

Se equivocó la flor, al brotar de ella, es lo que dicen.

Y yo los dejo hablar.

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