viernes, 13 de septiembre de 2024

Lo que no te cuentan.


Lo que no te cuentan es que Penélope siguió tejiendo y destejiendo.

Incluso tras el regreso de Ulises, quiero decir.

Se detuvo los primeros días, es cierto, pero tras la sorpresa del regreso ella volvió, poco a poco, a su rutina.

Primero lo hizo a escondidas, pensando que tal vez estaba mal.

Pero tras descubrir que a nadie parecía importarle, volvió a tejer incluso más que antes.

Tras seis meses se detuvo únicamente una semana, por tendinitis.

Luego siguió, simplemente, sin confesar nunca sus dolores.

De haber existido un premio para la mejor en esas artes, de seguro lo habría ganado.

El premio Aracné, supongamos.

Y es que era buena, sin duda, en lo que hacía.


De esa misma forma Ulises también siguió perdido, de cierta forma.

Buscando regresar, todavía, a un sitio que le era esquivo.

No lo dijo en voz alta, pues pensó que sería una ofensa a la patria.

Y guardo el secreto, lo mejor que pudo, desde entonces.


Con el único que intentó confesarse fue con Telémaco.

Pero este seguía extrañando a su padre, aunque ya hubiese regresado.

Hablaba con él, por supuesto, pero se decía a sí mismo que ese no era el padre al que había estado esperando.

No sabía a quién culpar, pero eso es lo que le ocurría.

Tenía miedo de pensar en el futuro, probablemente, ahora que iba a convertirse en padre.

Suponemos que no quería, otra vez, repetir la historia.


¡Qué suerte para todos ellos que Homero haya sido ciego!

Ciego y mentiroso, sin duda, como cada uno de los hombres.

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