miércoles, 1 de julio de 2020

Porque no sabes.


I.

Le tienes miedo a la noche,
pero es porque no sabes.

No sabes que creces en la noche
y que al llegar la oscuridad
lo eres todo.

Sin embargo,
quieto, en la noche,
el miedo crece.

Necesitas el contacto,
igual que el niño
que se esconde
bajo las sábanas.

Sentir el mundo,
aunque no lo veas.

Temes no sentirlo.

Temes ser solo tú,
en medio de la oscuridad.

Tienes miedo de ti mismo,
en la noche.

No quieres ser el mundo.

No quieres desaparecer
como el mundo.

Todo eso,
te digo,
es un error.


II.

No temas.

Los dioses juegan a hacerse el muerto.

Te asustan simplemente
fingiendo que no están.

Son buenos, en eso,
sin duda.

Realmente son buenos.

En nada más, son buenos.


III.

Si a pesar de todo
insistes en temer,
teme mejor al día.

Ten miedo de la farsa de las cosas.

Ten miedo de la luz
que te hace desaparecer.

Y es que te desvanecerás,
finalmente,
entre las cosas.

Hagas lo que hagas
te desvanecerás
entre las cosas.

Ese es el destino de quien huye
de la oscuridad.

O de quien huye de sí mismo,
más bien,
huyendo de la oscuridad.

Teme a la luz tibia.

Teme al aparecer
del mundo.

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