martes, 7 de julio de 2020

¿El pato tiene los piel palmeados?

"Como los lagartos,
nos calentamos al sol del fenómeno..."
M. H.

I.

¿El pato tiene los pies palmeados…?

¡Qué absurdo…!

El pato no tiene pies y ya está.

Tiene algo que asimilamos como pies palmeados, pero que en realidad es otra cosa.

Y ya es tiempo de que hablemos de esas cosas.

Que les demos nombres dignos y las identifiquemos por lo que son.

Por lo que son ellas mismas, me refiero.

Eso en primer término.


II.

Digo lo anterior con rabia, justamente porque eso me provoca.

Y es que no es cuestión de palabras, sino de formas de comprensión.

Ese hombre en harapos, por ejemplo, no es un mendigo, como suelen llamarlo.

No voy a explicarlo, en todo caso.

Solo repito -y destaco-, que es cuestión de comprensión.


III.

¡Qué desgaste…!

No es cansancio ni agotamiento, sino desgaste.

Te cansas tú, te agotas tú, pero el desgaste te vuelve menos.

Parte de ti se pierde entonces para nada.

Si hubiese comprensión tal vez no se perdería.

O no al menos de esa forma.

No sé si me explico.

Tampoco sé si quiero explicarme.

Dicen que la piel es un objeto limitado.

Dicen que los ojos no cambian de tamaño desde tu nacimiento.

¡Pero también dicen que los patos tienen los pies palmeados…!

¡Cuánta incomprensión!

¡Cuánto desgaste!

Ojalá el corazón fuese un musculo, y nada más.

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