viernes, 22 de marzo de 2019

¿Quién ha permitido este escándalo?


I.

La historia nunca está en orden.

Es confusa y nunca tiene un desenlace.

Su comienzo es tan precario que no sostiene ni un verbo.

Tampoco es edificante y hasta parece mal escrita.

Puede usted prescindir de ella aunque está mal visto.

De hecho, yo no la recomiendo en lo absoluto.


II.

Siempre hay un alguien en la historia.

Un alguien que busca comprenderse y ser comprendido.

Un alguien egoísta, en suma.

Un alguien que habla de sí mismo.

Siempre de sí mismo.

E incluso así, el pobre, no sabe de qué habla.


III.

Cambian los nombres y los argumentos.

Cambian el espacio, el tiempo y hasta el tamaño de la letra.

Cambia todo menos la historia.

Es la misma para todos y bastaría siempre un único resumen.

Y este cabe, por lo general, en una lápida.


IV.

¿Quiere alguien conocer ese resumen?

Pues aunque no lo quieran, aquí les va.

Lo dejo como historia para incomodar a quien quiera leerlo.

Puede que incluso, para darme importancia, aparezca (mal)escrito de esta forma:


V.

Envuélvanme eso en carne, dijo Dios.

Y luego todos olvidaron qué era eso, y alabaron la carne.

Y la carne agradeció a Dios y no entendió.

¿Quién ha permitido este escándalo?

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