domingo, 16 de diciembre de 2018

Errores en los submarinos.


Hay errores en los submarinos.

Fallas graves, digamos.

Equivocación, incluso, en el concepto.

Eso pienso, al menos, mientras observo uno flotando en la superficie.

Ha emergido hace poco y ha llamado la atención.

Algunas personas lo fotografían como si fuese un monstruo que surgió desde la profundidad.

Yo, en cambio, lo veo más como un animal perdido, o como una ballena que se acerca a la costa, para morir sobre la arena.

Y es que un submarino no debiese ni asomarse fuera del agua.

No es su lugar, digamos.

No pertenece a ese sitio.

Apenas emerge parece un resto.

Un trozo de algo, que se ha desprendido.

O un hombre muerto que ha aparecido flotando en la costa.

Esa es mi postura.

Un submarino no debiese salir del agua si sigue vivo.

O en funcionamiento, digamos.

De hecho, debiese buscar otra superficie, allá abajo.

Otra superficie, por supuesto.

Una superficie bajo la superficie.

Esa es la gracia del submarino.

Su razón de ser, si se quiere.

La esencia del submarino.

En cambio, preferimos olvidar la esencia de las cosas y restarle importancia.

Fotografiarnos con el submarino y celebrar que agoniza.

Que fracasó en el encuentro de esa otra superficie.

Que huyó de la profundidad.

Que la encontró demasiado oscura y prefirió flotar como un muerto.

¡Pobre submarino…!

Eres uno más, entre nosotros

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