lunes, 17 de diciembre de 2018

Vivir en el DeLorean.


-Es como vivir en el DeLorean –me dijo-, voy por la ciudad y observo lo que viene…

-Me alegro –dije yo, por cumplir.

-Pues no hay de qué alegrarse –siguió-, vivir en el DeLorean es una mierda.

-Tal vez tengas que ventilarlo de vez en cuando…

-No es eso… -siguió-. Ya sabes, el futuro…

-Claro –interrumpí-. Ya se sabe que el futuro es una mierda.

-Tampoco es eso –siguió-. De hecho no necesariamente es una mierda…

-¿Y cuál es el problema entonces? –pregunté.

-El que te decía antes: vivir en el DeLorean.

-¿Y…?

-Y ver el futuro, claro…

-Porque el futuro es una mierda.

-No, hueón… -dijo ahora, algo molesto-. El problema no es que el futuro sea una mierda o no lo sea…

-¿Y cuál es el problema entonces?

-Pues eso… no sé cómo decirlo de otra forma…

-¿Vivir en el DeLorean?

-¡Exacto…! –exclamó-. ¿Me comprendes, entonces?

-No. Solo repetía lo que habías dicho antes.

-Y no entiendes…

-No.

-Ni quieres hacerlo.

-Ehh… no, –confesé- Creo que no.

-Ni vas a hacerlo.

-Pues no sé –le dije-, dime tú… tú vas en el DeLorean.

-Todos vamos –señaló.  Viviendo en el DeLorean se ve que todos van en un DeLorian.

-Eh… ya… -acepté-. Todos vamos en un DeLorean.

-No digas nada más –dijo entonces-. Estaciónate ahí.

Y eso hice.

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