jueves, 27 de diciembre de 2018

En la montaña, pensando cosas.


Estaba en la montaña pensando cosas.

Algunas importantes y otras no tanto.

Era de mañana y tenía un termo con café, unas galletas, una manzana y una botella con agua.

Debía bajar de la montaña en ocho horas.

Como subí sin celular ni reloj, debía calcular la hora por la posición del sol.

No es tan difícil y por lo general me oriento de esa forma, así que no me preocupé en este aspecto.

Sí me preocupé en cambio de llevar una lista con algunas acciones que he realizado estos días y que aún no sé hacia dónde me dirigen.

Renunciar al trabajo, regalar mis pocos ahorros y hasta atrasarme en la escritura de este blog, después de no haber fallado nunca con la entrada diaria durante más de ocho años.

Sin embargo, por más que mirará la lista no lograba asociarlo con ninguna idea o sensación concreta.

Entonces, fui buscando una serie de frases que pudiesen dar alguna luz sobre mis acciones.

Me dije varias, pero ninguna me dejaba convencido.

Finalmente, mientras bajaba la montaña decidí que las acciones ya tenían luz propia y no debían ser iluminadas por ninguna otra, para revelar nada.

Me tomé el agua y comí la manzana.

Luego regresé a mi hogar.

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