martes, 25 de diciembre de 2018

Cosas raras con Murakami.


Siempre me pasan cosas raras con los libros de Murakami.

A veces, por ejemplo, descubro que he escrito cosas similares, y, en novelas al menos, se me repiten algunos elementos.

El pozo, la gente pequeña, el animal extraño que se fotografía, la mujer que desaparece y el hombre que no sabe si buscarla o no buscarla.

Ya de pequeño, también, gané un premio menor con un cuento en el que un hombre miraba dos lunas mientras escuchaba una obra de Janacek y hasta entraban en una especie de otro mundo.

Por suerte fue antes que Murakami escribiese 1Q84 así que era absurdo acusarme de plagio.

Incluso, tengo la impresión que una vez me crucé con él en Barcelona, hace varios años mientras yo caminaba por la costa y un japonés pasó trotando en la otra dirección.

Años después, de hecho, investigué sobre la posibilidad y Murakami justamente había estado en Barcelona e aquella fecha.

Sn muchas más las otras coincidencias y hasta tengo una teoría al respecto, pero no la desarrollaré acá.

Simplemente contaré que ayer un desconocido me detuvo en la calle y me ofreció vender un libro.

Era el libro dos de La muerte del comendador, que todavía no se publica, aunque creo que saldrá en un par de semanas.

El libro parecía ser la maqueta de prueba de la editorial –no era pirata, al menos-, y tiene la fecha de la primera edición de enero del 2019.

-Este es el libro 2 –le dije al tipo-, y todavía no sale.

-Usted ya leyó el primero –se limitó a decir, y luego me dio un precio.

Selo pagué y no hablamos más.

Iba con mi hijo, quien está acostumbrado a que ocurran este tipo de cosas.

Él también una vez me contó que sueña con gente pequeña y ha visto dos lunas, desde el interior de nuestra casa.

Pero eso es otra historia.


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