miércoles, 12 de diciembre de 2018

Cajones.


Como quería tener cajones para todo, hice muebles extraños.

Cajoneras con decenas de compartimientos para guardar de forma específica cada una de mis pertenencias.

Siempre pensé que tenía pocas cosas, hasta que me encontraba con la necesidad de hacer un nuevo mueble.

Y luego otro.

Quienes venían a casa se detenían a observar los muebles y a veces pedían sacar fotos.

Incluso en ocasiones me mandaban copias, y yo las guardaba en un cajón determinado.

Con el tiempo, sin embargo, la casa se fue haciendo pequeña e intenté detener la construcción.

De hecho, lo que hice realmente fue detener la adquisición de cosas.

Incluso, comencé a eliminar a algunas que no lograba determinar dónde debía guardar.

Algunos amigos se preocuparon e intentaron que me hiciese ver.

Con el tiempo, accedí a ir a un doctor para explicar qué me sucedía.

Llevé fotos de los muebles y hasta me acompañó una amiga, para que asegurar mi asistencia.

El primer doctor me derivó a otro y el otro después de varias sesiones me dio a tomar tres tipos de pastillas.

Para guardarlas me regaló un objeto que tenía tres compartimientos, uno para las pastillas de cada tipo.

Tres cajitas, digamos.

Las tomé por dos meses y luego las dejé en el cajón con las otras pastillas que ya no tomo.

Mis amigos creen que estoy mejor y nos juntamos a tomar de vez en cuando.

Ninguno se ha matado, todavía, aunque uno murió en un accidente.

Cada uno se arma la vida como puede.

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