miércoles, 10 de enero de 2018

En un camello.


Francisco se despertó llorando porque soñó que estaba arriba de un camello.

En principio no suena tan terrible, pero según explicó el problema era que no se podía bajar.

Además el camello trotaba de una forma que lo hacía ir incómodo, e inseguro.

Mientras almorzaban su familia le pedía detalles del sueño, pero Francisco no lo recordaba del todo.

Es decir, recordaba que el camello lo había llevado por la ciudad e incluso estuvieron en medio de una carretera, pero no sabía de dónde había aparecido ni cómo él había ido a parar arriba del animal.

Mientras contaba esto, por cierto, Francisco se mostraba incómodo, como si reviviese la sensación de inseguridad que vivió en el sueño.

Por esto, sus hermanos se burlaron de él y hasta buscaron imágenes en el celular, para que lograra identificar al camello en el que había andado.

Molesto, Francisco abandonó la mesa y se fue a su cuarto, con gran rabia hacia el camello ese, del sueño, que lo había dejado en ridículo antes su familia.

Fue así que un par de días después, cuando se sorprendió soñando nuevamente con el camello, se dispuso a no dejarse amedrentar.

Así, montado ya en el animal, Francsisco sacó de entre sus cosas un cuchillo, con el que se dispuso a acuchillar al camello, al interior del sueño.

Con rabia, enterró una y otra vez su cuchillo en cada una de las dos jorobas del animal, acción que lo desgastó sobremanera ya que las jorobas eran duras y poder acuchillarlas requería un gran esfuerzo.

Finalmente, ante los bruscos movimientos del animal cada vez que era acuchillado, Francisco terminó cayendo, y despertando al mismo tiempo, en la vida real.

Horas después, mientras estaba con sus hermanos, él les contó cómo había acuchillado las jorobas del camello, y se sintió todo un héroe.

El camello, por cierto, nunca volvió a visitarlo.

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