miércoles, 18 de diciembre de 2013

No vayas.

“Hizo trampa… comenzó a avanzar antes
que los dados se hubieran detenido”


-Nada más feo que subir montañas –nos dijo-. Ustedes creen que es lindo o hasta entretenido… pero lo cierto es que con eso solo le quitan dignidad a la montaña… matan un Dios cuando suben…

-Pero es un desafío…

-No lo es –interrumpió-. No es algo que pueda hacerse con orgullo… Es decir, el hombre viola a la montaña cuando sube… obliga a los dioses a irse lejos… Las cumbres, sobre todo, no son para los hombres…

-Pero si fuese así entonces también nadar y…

-Exacto –volvió a interrumpir-. Nadar también es feo… y volar y hasta viajar al espacio… pero los dioses estaban con nosotros habitando en las cumbres… cerca de nosotros, me refiero… ahora, los hemos arrojado cada vez más lejos… y es que no estamos listos para verlos y ellos deben largarse, por seguridad…

-¿Y entonces usted…?

-Yo vigilo la montaña –agregó-. Voy detrás de los hombres que intentan alcanzar la cumbre y los derribo antes que puedan hacerlo… No importan los medios, solo los derribo… soy como una especie de ancla de los hombres…

-¿Ancla?

-Claro… -recalcó-. Como un ancla. Eso es lo que les falta a los hombres… ni el amor es ancla… creen que se mueren si arrojan el ancla… por eso se mueven, por eso suben montañas… pero todo son calles sin salida… pierden la vida así, yendo hacia la pared final del callejón sin salida... no germinan por eso… Por eso los detengo. Yo soy el ancla.

-Pero entonces usted…

-No lo digas, muchacho –concluyó-. No pierdas el tiempo diciéndolo. Simplemente baja la montaña. No vayas… Suena mal, pero es lo correcto. La verdad siempre suena mal, muchacho…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales