Microcuentos a la fuerza (cuentus interruptus)

“Eran argumentos fallidos,

abortos espontáneos

de realidad.

Ni siquiera tristes,

tal vez pésimos…

ciertamente reales”.

Otto Wingarden

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Érase una vez una gallina que quería volar, pero no pudo.

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Por años un niño desea con ansias un perrito; finalmente, le regalan un hámster.

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Francisca le pide un autógrafo a su ídolo de infancia, pero él le dibuja un pico.

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Un hombre pide un deseo a una estrella fugaz y no se le cumple.

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Un profesor dice a sus alumnos que lean a Fante, pero el director lo contradice y leen a Coehlo.

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Había una vez un hombre que se enamoró de una mujer que no lo quiso.

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Gonzalo hace un gol extraordinario de chilena, pero lo anulan de inmediato.

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Todo un país quiere acabar con la desigualdad, pero eligen de presidente a un multimillonario.

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Una pareja viaja al Caribe una semana, y piensan que son felices.

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Gabriela toma té con sacarinas porque quiere bajar de peso.

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Marcos ve a su padre comprar el regalo que debe traerle Santa Claus.

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Don Arturo se demora seis horas en regar el parque, luego se pone a llover.

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Vian escribe todos los días, hace más de tres años, pero ya olvidó para qué.

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No vivieron felices para siempre.

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