Eso fue lo que me dijo: “póngase usted en mi lugar”.
Yo no entendí a qué se refería así que seguí hablando y explicando las razones
de mi negativa, pero claro… él insistió y volvió con la frasecita esa y yo que
estaba algo borracho tuve que intentar comprender sus palabras, pero no lograba
relacionarlas con nada firme… y claro, volvía entonces a perderme y él insistía
y yo le dije entonces “¿quieres que me ponga en tu lugar?”. Y bueno, él debe
haber dicho que sí porque recuerdo que yo alegué entonces que aquello era
imposible… que para ponerse en el lugar del otro el otro no debía de estar en
ese lugar y entonces ya no sería el lugar del otro. “Ese lugar está ocupado,
ahueonao”, le dije. Y él no entendió. O entendió algo que no entendí, pensé en
aquel momento… algo básico. Y claro… reconozco que yo estaba molesto… y que
mezclaba cosas. O sea, a veces me pasa… A todos nos pasa, supongo. Pero yo
tenía una técnica y era hacerme un corte en la palma de una mano para acordarme
de qué estoy hablando… y bueno, entonces me acordé… pero el corte fue tan
profundo que yo pensé que la sangre que brotaba salía desde los huesos… “Esta
no es sangre de vena, sino de hueso”, recuerdo que pensé entonces… o quizá
hasta lo dije, no estoy seguro… Es decir, sé que suena absurdo, pero pensar
mientras te sangra la mano y hay un tipo pidiéndote algo imposible es todo un
desafío… “esta sangre la bombea un corazón que está más adentro que el corazón”,
pensaba. Y era como si hubiese descubierto una forma nueva de herirme, o de
meterme en un pozo estando ya dentro de un pozo… “¿Todavía quieres que me ponga
en tu lugar?”, le pregunté entonces. Y él debe haber dicho que sí, supongo,
porque lo vi de pronto sangrar también de una mano y yo verifiqué que la mía
estaba otra vez a salvo. “Ya ves lo que obtienes”, le dije. Y él parecía no
oírme porque la sangre seguía saliendo y parecía como si de pronto aquel hombre
comenzara a agujerearse entero. Poco después, sin embargo, se quedó quieto. La
sangre manchó mis zapatos. Él dejo de insistir. “Ese lugar está ocupado, ahueonao”,
repetí antes de irme. Ý claro… él debe haber comprendido, porque no respondió.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Seguidores
Archivo del blog
-
►
2024
(329)
- ► septiembre (30)
-
►
2023
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2022
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2021
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2020
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2019
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2018
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2017
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2016
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2015
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2014
(365)
- ► septiembre (30)
-
▼
2013
(365)
- ► septiembre (30)
-
▼
marzo
(31)
- ¿Lleva libros en el bolso?
- Tres hombres golpean una puerta.
- ¿Has perdido peso?
- Donde estás.
- No insista.
- No soy bueno para pescar.
- Cosas que suenan como un tren. (Fragmento)
- Usted y lo demás.
- C invita a R a su nueva casa.
- Porque otra cosa existe.
- Solo sé contar hasta uno.
- La vez que gané una pitón.
- Una posibilidad / Dejar el auto, tras unas curvas.
- Amar lo extinto.
- Una técnica infalible.
- El comienzo del mundo.
- ¿Se tambalea usted?
- Respuestas a preguntas que no he dado.
- ¿Dolor de qué?
- Vian, el hombre bomba.
- De qué está hablando ese hueón.
- El cuarto en que llueve.
- Juan & la Mujer Gorda.
- Llamando a Rick Hunter.
- Póngase usted en mi lugar.
- El hombre sin imaginación.
- Vian Gogh
- Alaska. Alguien que no soy yo.
- El resultado de los exámenes.
- Ultrájate alma mía. (reggaeton)
- ¡¡Uuyyyy...!!
-
►
2012
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2011
(365)
- ► septiembre (30)
Me gusta el borracho lúcido que aparece en tus historias. El siempre la tiene clarísima. Por supuesto que es absurdo querer ocupar cualquier otro lugar que no sea el propio! Por último lugares que no esten ya ocupados
ResponderEliminar