domingo, 31 de marzo de 2013

¿Lleva libros en el bolso?



-¿Lleva libros en el bolso?

-¿Qué dice?

-Que si lleva libros en el bolso.

-Ah… sí. Libros.

-Al principio pensé que se trataba de un muerto… es por el bolso quizá… me refiero a que toman la forma de un muerto…

-Entiendo, pero son libros.

-Claro, lo noté después, fui torpe, ¿no cree…?

-…

-Igual no es tan distinto en todo caso… me refiero a la sensación… y al peso… ¿me dejaría probar el peso del bolso?

-¿Acaso puede compararlo…?

-No se apure, es solo para probar, calcular… después de todo tenemos para una hora antes del próximo tren… ufff… es pesado…

-Lo sé. Es un bolso especial. Otro se habría roto.

-Sí… Uff… ¿Sabe…? Estaba pensando… un muerto también debe cargar libros dentro… ¿no cree? Me refiero a que muere con palabras sin decir… historias… ¿acaso pesará menos un hombre que lo ha dicho todo…? Ja, ja… que tontera… no me tome en cuenta…

-No lo hago.

-Cómo sea… tampoco se moleste, es peor para los dos y estaremos aquí harto rato…

-…

-¿Me tomaría en cuenta si le digo que sí he cargado un muerto en un bolso?

-¿Qué dice?

-Ya escuchó… y hasta es verdad… una vez cargué un muerto en un bolso…

-No diga estupideces.

-No es una estupidez… lo que pasa es que yo no lo sabía, claro… y además se trataba de un cuerpo pequeño, un recién nacido…

-…

-Suena increíble, ¿no cree…?

-…

-Yo también puedo tener historias como cualquiera de esos libros…

-¿Quién era el muerto?

-Un recién nacido, ya le dije… Verá, hubiese sido mi sobrino… es decir, mi hermana dio a luz y metió al niño entre unas ropas y me lo metió en el bolso… yo tenía que viajar fuera de Chile, esa vez… es una historia larga…

-Pero el niño… ¿estaba muerto cuando lo metieron al bolso?

-No veo en qué afecta la historia aquel detalle… el punto es que cuando yo me di cuenta estaba  muerto… de todas formas supongo que sí… pues no hizo ningún ruido ni movimiento ni nada…

-¿Y qué hizo con él?

-Con el cuerpo… bueno, pues si quiere que sea sincero  no recuerdo bien… sé que lo dejé en algún lugar, con cuidado… apoyado junto a un árbol, creo… Y es que no podía viajar con él… ¿se imagina?

-¡¿Es cierto lo que cuenta…?!

-Claro que sí… ¿por qué tendría que mentirle? Véalo usted desde este punto de vista: mi hermana tiene un hijo muerto, digamos, ella está mal y está algo loca y yo voy a hacer un viaje por lo que tengo un bolso. Entonces ella, enojada por mi partida, mete entre mis ropas el cuerpo de aquel niño… por último, yo me doy cuenta durante el camino y lo dejo contra un árbol…

-Nada es tan fácil cómo lo cuenta….

-Todo es fácil… el que se complica es usted… Todos nacemos y morimos, además… son las únicas cosas que no podemos hacer dos veces…

-…

-Sus libros son distintos, en cambio… piense que puede leerlos cuántas veces quiera… no son cadáveres cuando ya se leyeron una vez, ¿o sí?

-…

-¿Por qué me mira así?

-No puedo creer que hable de mis libros de nuevo, después de contar que cargó a un bebé muerto.

-Sigo pensando que usted se complica la vida demasiado… ¿señor…?

-Vian.

-¿Vian?

-Sí. Vian.

-¿Qué extraño…? No me va a creer, pero así se llamaba mi sobrino muerto…

-Usted está jugando conmigo…

-No, se lo aseguro… una vez cargué con un bebé muerto en un bolso… un niño llamado Vian… el cuerpo lo dejé apoyado junto a un árbol. Años después me encontré con un hombre que cargaba libros y que llevaba el mismo nombre… ¿le gusta como historia?

-No se trata si me gusta o no…

-¿Se trata de que sea verdad? ¿Me está queriendo decir eso?

-Pues en parte sí, la idea es que si lo hablamos sea verdad…

-¿Y si lo leemos no importa que sea mentira?

-¿Le molestan mis libros, acaso? ¿Por eso tiene que inventar esas historias absurdas?

-No me molestan sus libros. Me molesta que crea más en sus libros que en la historia que puedo contarle…

-¿Quiere que le crea que cargó un niño muerto que se llamaba como yo y que dejó el cuerpo junto a un árbol…?

-Sí. Exactamente.

-¿Y qué sucede si le creo?

-Sucede que usted estará a un paso de entender mejor quién es usted mismo…

-…

-Créame, Vian… yo lo abandoné a usted muerto, junto a un árbol, cuando usted era un bebé…

-…

-Usted no debiese estar acá… usted…

-Yo voy a tomar ese tren, simplemente. No voy a discutir nada más.

-Usted va a despertar antes de tomar ese tren, Vian… y absurdamente va a sentirse aliviado y luego querrá escribir todo para ordenarlo, y dejará la mitad afuera…

-…

-Créame, Vian… usted se vaciará para estar liviano… siempre es así con los de su tipo.

-…

-A todo esto, ¿está seguro, todavía, que llevaba libros en el bolso…? ¿No cree que es ese un buen comienzo para la historia?

-No lo creo.

-Da igual, Vian. No te esfuerces. Será ese.

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