No vimos más a Juan desde que se casó con la mujer
gorda. Sé que suena mal decirlo así, pero lo cierto es que nunca supe el nombre
y la gordura era el rasgo más característico de esa mujer. Rasgo superficial,
claro, pero nunca conocimos más de ella, así que no hay opción de llamarla de
otra forma. Por otra parte, estoy seguro que si la hubiesen visto, aunque fuera
una vez, ustedes concordarían con que la llamase así… o al menos entenderían,
rápidamente, a quién me refiero. Y es que la mujer de Juan no era rellenita ni
gordita… sino gorda. Juan tenía que ayudarla incluso a caminar, según contaban,
y su peso, calculaban los que la
conocían, era al menos de 180 o 200 kilos. Pues bien… les decía que no vimos
más a Juan desde que se casó con aquella mujer. Es decir, lo veíamos de lejos,
es cierto, pero no volvimos a tener alguna conversación larga con él ni mucho
menos una borrachera, como las de antaño. De hecho, fue justamente en la última
borrachera que Juan nos contó que se iba a casar con la mujer gorda. Recuerdo
que esa vez, abrió la billetera y sacó una foto y nos mostró una imagen con
tres mujeres que sonreían mirando a cámara. Es
la gorda, dijo Juan, esa vez. Nos
casaremos el fin de semana, pero no haremos fiesta, agregó. Yo lo escuché y
no dejé de mirar la foto. Por un momento pensé que estaba bromeando, pero lo
cierto es que Juan no era de los que bromeaban, ni mucho menos en esos temas. Felicitaciones, alcancé a decir, según
recuerdo. Fue nuestra última borrachera. Él estaba extraño. Silencioso y
extraño, para ser exacto. Con la misma actitud con que lo vimos hoy, en la
iglesia, aunque aún sin atreverse a ahondar ni lo más mínimo en lo que
podríamos llamar su vida amorosa. Y claro, ocurrió entonces el matrimonio y
luego tres años en que apenas vimos a Juan hasta hoy. Con todo, le dimos el
pésame como grandes amigos, y dijimos incluso que lo comprendíamos y le
ofrecimos nuestro apoyo. Puedes llamarnos
cuando quieras, le dijimos. Pero él no nos contestó. En el ataúd, en tanto,
la mujer gorda se veía hasta más flaca y la habían dejado con los ojos abiertos,
por lo que se hacía bastante incómodo mirarla... Así, resultó que finalmente no
hubo explicación sobre la muerte ni datos extra sobre lo que había sido el
matrimonio. Por otro lado, tampoco nadie pronunció su nombre, por lo que nos
quedamos sin saber cómo se llamaba, realmente. Es decir, solo sus ojos
abiertos, el ataúd algo más ancho que los normales y una serie de preguntas que
nunca supimos a quien realizar. Llámanos si nos necesitas, le volvimos a decir
a Juan, finalmente, antes de irnos. Con todo, no creo que nos necesite.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Seguidores
Archivo del blog
-
►
2024
(329)
- ► septiembre (30)
-
►
2023
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2022
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2021
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2020
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2019
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2018
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2017
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2016
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2015
(365)
- ► septiembre (30)
-
►
2014
(365)
- ► septiembre (30)
-
▼
2013
(365)
- ► septiembre (30)
-
▼
marzo
(31)
- ¿Lleva libros en el bolso?
- Tres hombres golpean una puerta.
- ¿Has perdido peso?
- Donde estás.
- No insista.
- No soy bueno para pescar.
- Cosas que suenan como un tren. (Fragmento)
- Usted y lo demás.
- C invita a R a su nueva casa.
- Porque otra cosa existe.
- Solo sé contar hasta uno.
- La vez que gané una pitón.
- Una posibilidad / Dejar el auto, tras unas curvas.
- Amar lo extinto.
- Una técnica infalible.
- El comienzo del mundo.
- ¿Se tambalea usted?
- Respuestas a preguntas que no he dado.
- ¿Dolor de qué?
- Vian, el hombre bomba.
- De qué está hablando ese hueón.
- El cuarto en que llueve.
- Juan & la Mujer Gorda.
- Llamando a Rick Hunter.
- Póngase usted en mi lugar.
- El hombre sin imaginación.
- Vian Gogh
- Alaska. Alguien que no soy yo.
- El resultado de los exámenes.
- Ultrájate alma mía. (reggaeton)
- ¡¡Uuyyyy...!!
-
►
2012
(366)
- ► septiembre (30)
-
►
2011
(365)
- ► septiembre (30)
No hay comentarios:
Publicar un comentario