viernes, 8 de marzo de 2013

Llamando a Rick Hunter.


No viene Rick Hunter.

Es decir, viene, parece, pero haciendo acrobacias.

Quizá no sabe que se le llama para cosas más serias.

Quizá no es su culpa, me digo.

O tal vez hasta y descubrió algo.

Quién sabe.

La acrobacia en sí, por cierto, es bastante fome.

Algo así como un balanceo.

Algo así como una caída fingida.

O una pirueta que te deja siempre en el mismo sitio.

De hecho, mirándolo bien… resulta que no viene Rick Hunter.

Y es que su órbita tiene su centro en sí mismo.

No avanza.

No pone atención al llamado.

Y claro… no viene, en definitiva.

Y la vida se le va a ir no viniendo.

Es decir, se va a morir en la acrobacia.

En la no decisión.

Y hasta en el nombre equivocado.

Un día en la pirueta, quizá.

El giro demasiado brusco.

El peso de la nave.

El olvido de un nombre, que pudo incluso ser el suyo.

Todo puede coincidir incluso, si se quiere.

O simplemente el cansancio.

Cansancio de no venir.

De no vivir.

De girar sobre su propio eje.

Y claro…

No viene Rick Hunter, en definitiva.

Que siga en la acrobacia, mejor, si lo prefiere.

Eso hasta que algo más pase, o no pase.

Yo, en tanto, debo descansar un poco.



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