Como dos veces al año un gran número de esquimales
recibe una importante cantidad de dinero a partir de la explotación petrolera
en sus territorios, C. se decide a viajar hasta el lugar y organizar una
pequeña empresa.
Dicha empresa, por cierto, consiste en una pequeña
flota de taxis que recorren, junto a los esquimales, las ciudades a las que estos
bajan a gastar su dinero, durante unos cuantos días.
Así, en apenas diez o quince días al año, según su
propio testimonio, C. logra reunir el dinero suficiente para comprar los
vehículos necesarios para su empresa, pagar los viajes a Chile que realiza
también cada cierto tiempo, y tiene también una importante cantidad de dinero
ahorrada en un banco extranjero, de importantes proporciones.
Asimismo, C. está convencido que su empresa produce
incluso un bien a los esquimales, quienes, según su versión, parecen siempre más
contentos luego de acabar con el dinero recibido y vuelven a sus aldeas con
unos cuantos artefactos y otras cosas innecesarias, en las que no han invertido
ni el 10% del dinero que gastaron.
-Yo los purifico –señala C.
-Es decir, -complementa-. Yo ayudo a que vuelvan a
ser ellos mismos.
Lo extraño de esto, sin embargo, es que C. parece
realmente convencido respecto a su rol purificador, por lo que se ha construido
una especie de templo, en Alaska, para establecer una residencia que ocupa
durante el resto del año.
-He aprendido a amar a Alaska –me dijo la última
vez que hablamos-. Más allá de su nieve, su temperatura y sus diversas
complejidades climáticas…
Poco después de esa última conversación, sin
embargo, perdí la pista de C., hasta que me llegó información de un amigo que
teníamos en común.
-A C. lo mataron en Alaska –me dice-. Creo que fue
un grupo de esquimales que entró fuera de temporada a su casa y la quemó con él
adentro.
Yo intento hacerme una idea del asunto.
Luego sigue.
-La policía notificó y confirmó la intervención de
terceros, pero no se puede hacer nada porque no hay identificación posible… De
hecho, hasta que pasen cuatro años, los autos estarán ahí, junto a esa especie
de templo, llenándose de nieve.
Así, semanas después y atraído por la historia, encuentro
una imagen en Google Earth, en el único sector actualizado de Alaska, donde
puede verse un grupo de automóviles semi tapados de nieve.
También, por último, me percato que junto a ellos
está a medio cubrir una especie de torre, similar a las de las iglesias, pero
sin cruz.
-Alguien debe volver a hacerse con ese negocio –me digo-.
Alguien que no soy yo.
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