“Como no abrigo ninguna esperanza
y soy un cero a los ojos de usted,
hablo sin rodeos.
Dondequiera que estoy solo la veo a usted
y lo demás me importa un comino”
Dostoievski, El jugador.
Sencillo.
Separarla a usted de lo demás, me refiero.
Solo que en mi caso lo demás sí me importa.
De hecho, no sé cómo hacer para que no importe.
Por eso suelo perderla a usted.
Una y otra vez, me refiero.
Aunque usted cambie, claro, y no lo sepa.
Y es que lo demás atrae mi atención.
Y hasta mi afecto.
No es que no la vea a cada rato.
Pero tampoco dejo de ver lo demás, cuando la veo.
Así, mi corazón late ante lo demás igual de fuerte
que ante usted.
Y late fuerte.
A veces y hasta pienso que va a pasar algo.
Y a veces pasa.
Una piedra, una nube, un insecto en la ventana.
¡Se ha fijado usted que dignos de latido son los
insectos…!
No es que usted no lo sea, no crea…
Usted es tan hermosa como aquel insecto, o como
aquella nube, o como aquella piedra…
¿No le gusta mi piropo…?
¿No comprende…?
Pues ya ve.
Eso es lo que ocurre.
Una vez que la veo no dejo de buscarla, de leerla, de
visitarla…
Pero luego pienso que usted necesita otra cosa.
Alguien como Dosto, por ejemplo.
Alguien que la vea a usted, en exclusiva, todo el
tiempo.
Yo, en cambio, no sé hacerlo de esa forma.
Y es que a veces es hermoso, pero también está la
desesperación.
Me refiero a lo demás, por supuesto… al mundo.
Al aroma del durazno junto a la alcantarilla donde
viaja aquello que el amor no deja ver.
Y claro… es entonces cuando uno no sabe qué hacer.
Y se renuncia.
No sé si me explico.
Es decir, me importa usted demasiado, aunque le dé
la espalda.
No crea, por lo mismo, que me importa un comino.
Y es que nunca he dejado de verla, si soy sincero.
Por lo demás, hasta el comino me importa.
anda Vian! me pasa tanto como describes (siempre achuntandole sin hacer puntería), a veces el mundo quiere toda la atención pero aparece el mundo y te distrae, o él quiere toda la atención y el mundo también importa, o bien el mundo quiere la atención y él tambien importa, y hay mil mundos y mil él, y al final uno, y el comino.
ResponderEliminarSaludos! que todo vaya como debe (ja! hay algo más nada que eso? todo siempre va como debe)
Gracias. Igual.
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