domingo, 12 de febrero de 2012

No sé quién es Kingo.

“Ignorar las palabras significa
ignorar a los hombres”
Confucio.


He estado entre pescadores. Ellos me reciben diciendo que les recuerdo a Kingo.

Y claro, como yo no sé quién es Kingo, ellos me cuentan una historia.

-Kingo era uno de los nuestros –me dicen-. Un poco extraño, pero de los nuestros.

-¿Pescador? –pregunté yo.

-Pescador –dijeron ellos-. Un tipo normal, como todos, hasta que encontró un ahogado.

Luego me explican que un día, enredado entre algas, Kingo encontró un ahogado. El cuerpo de alguien que nadie del sector conocía y que Kingo llevó a escondidas hacia la cabaña donde vivía, a un costado de la playa.

-No es que estuviera loco –me dicen-, pero lo cierto es que hizo todo eso a escondidas… Lo recogió, lo limpió, lo llevó hasta la cabaña y lo dejó entre los hielos que usaba para congelar el pescado…

-El ahogado era viejo –agrega entonces otro de los pescadores-. Yo no lo vi muy bien, pero Kingo repetía que tenía la edad para ser su padre, y que esa fue una de las razones que lo llevó a cuidarlo.

-¿A cuidarlo?

-Sí –me dicen-. Lo que pasa es que Kingo decidió hacerse cargo del ahogado… si hasta salió a pescar con él y así fue como lo vimos nosotros, mar adentro…

-¿Y él qué hizo cuando lo descubrieron?

-¿Kingo?

-Sí, ¿qué hizo Kingo cuando lo vieron con el ahogado?

-Mmm… nada en especial… es que Kingo era raro desde antes… -me dicen-, creo que simplemente nos contó la historia y nos dijo que el ahogado le había traído suerte, o algo así…

-¿Suerte en la pesca? –pregunté.

-Supongo… -dijeron ellos-, aunque al final fue para peor, porque le entró algo raro con el tiempo y empezó a quedarse mirando los pescados, hasta que de un día para otro dejó de pescar y se fue de la cabaña, sin decir a dónde…

-Pero esperen –interrumpí-, ¿qué ocurrió con el ahogado?

-Puras confusiones no más –me dijeron-. Es que justo cuando se fue el Kingo llegó la policía y encontró al ahogado en la cabaña, todo descompuesto…

-¿Y ustedes no habían hecho nada con el ahogado?

-No… es que pa ser sinceros no estábamos seguros de la historia del Kingo, y apenas habíamos visto un bulto, a lo lejos… Quizá te suene raro, pero es que el Kingo era raro…

-¿Y la policía…? –pregunté-. ¿Qué pasó con eso…?

-Ellos empezaron a decir que el ahogado era el Kingo –me cuentan-, y se llevaron el cuerpo pa que lo estudiaran y dijeran de quién era… pero al final se equivocaron.

-¿Cómo…?

-Que se equivocaron los que revisaron el cuerpo, porque seguían diciendo que era el Kingo… así que tuvimos que cambiar lo que dijimos y firmar unos papeles nuevos donde decía que el Kingo era el que se había ahogado… pero era una cuestión absurda…

-¿Y no había posibilidad que el ahogado hubiese sido Kingo?

-No po… -me dicen, algo molestos-, ¿o acaso uno puede encontrarse el cadáver de uno mismo, hacerse compañía y andar con él a cuestas de un lugar a otro…?

Y claro, yo les doy la razón, hasta que de pronto me fijo que hay un bulto entre ellos y decido preguntarles derechamente de qué se trata todo esto.

-¿Que acaso no nos puso atención…? –me dicen entonces, de mala forma-. ¿No aprendió nada de lo que le dijimos…?

Así, finalmente, me decido a reordenar esta historia, para ver si obtengo, de esta forma, algún aprendizaje.

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