“Siempre creyó que el animal que estaba sujeto
por un mayor número de cadenas,
era el que resultaba más peligroso”.
Bob Dylan.
por un mayor número de cadenas,
era el que resultaba más peligroso”.
Bob Dylan.
Aunque a veces nos engañemos, es fácil entender que no se muere de una vez y que todos en el fondo vamos muriendo de a poquito.
Con todo, no es algo trágico. De hecho, podemos morir de a poquito de una forma tan alegre que cada uno de esos avances sea realmente algo cómodo, y reconfortante.
Así, quizá sea un aporte pensar que algunos de esos poquitos nos suceden mientras estamos con quienes amamos, o divirtiéndonos, o simplemente riéndonos porque algo nos resultó gracioso y su imagen nos hizo cosquillas en el sector ese en que se produce la risa sin que nos demos cuenta.
De esta forma, morir de a poquito puede servirnos para alejar los temores, y para darnos cuenta que esa muerte que miramos con recelo ha sido en realidad una compañera que ha estado junto a nosotros desde siempre, en un silencio respetuoso.
Además, aunque queramos, no podemos evitar morir de a poquitos. Podemos engañarnos, claro, pensando que un auto atropelló a Marcos, o que una lamina de hierro degolló a María Antonieta, pero eso sería quitarle vida a nuestra muerte, aunque esto suene contradictorio.
Y es que de la misma forma como morimos de a poquito, también nacemos de a poquito, y la manera en que realizamos estas acciones, al menos, está a nuestra completa elección –dentro de ciertos márgenes, claro-.
Así, por ejemplo, puedo elegir si decido morir de a poquito viendo tv, o caminando, o abrazando a alguien, o simplemente tendido de espaldas, mirando el cielo.
Sé que suena algo extraño, y que tal vez lo atormenten a uno las ideas del trabajo y las responsabilidades y todas esas formas de morir que parecen impuestas… Pero saben, quizá hablando francamente con los otros podamos llegar a un acuerdo y reconocer que esas acciones no son tan imprescindibles, como nos parecen a primera vista.
Y es que finalmente, si no elegimos, resulta que hasta la forma de morir termina por imponerse, y el miedo a una muerte mal entendida puede impedirnos disfrutar de ese nacimiento constante que es también resultado de esas elecciones.
En resumen: morimos de a poquito, nacemos de a poquito y cada una de esas instancias esconde una posibilidad inmensa de elegir cómo realizarlas.
Así, si bien pierde sentido hablar sobre el acceso a una trascendencia, se abre la posibilidad de reconocer que es profundamente hermoso –y liberador-, que dicha trascendencia no exista.
http://www.youtube.com/watch?v=80w97m9bj-0&feature=related
ResponderEliminarSaludos.
increíble artista... gracias por compartir. saludos.
ResponderEliminaryo ya me rallé con ella, mañana partiría a Siberia a buscar Tuva
ResponderEliminar:)
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