miércoles, 22 de febrero de 2012

Blues del hombre elástico.


Se volvió drástico
el hombre elástico.

Y es que de tanto estirarse
su cuerpo se tornó laxo.

Con todos se enoja
y tiembla como en un sismo
cuando se estira hacia sí mismo
mientras toca el saxo.

Y es que en el club de jazz
donde siempre anda borracho
tocar blues se le antoja
y hasta se pone lacho…

Así, a nadie deja en paz
el hombre elástico.

Y a todos les cuenta
que clava como una espada
estirarse hacia la nada
y vivir en tránsito.

¡Pobre corazón
el del hombre elástico!

Y qué vida cruenta
y cuánta desazón
en su cuerpo gimnástico…

Todo en él perdió forma
y es que nunca hubo norma
para guiar sus pasos.

Así lo vio un eclesiástico.
Le habló de Dios y le dijo
que no había paraíso
para el que odiaba el lazo:

-Hay que atar lo que somos
para no extraviarlo.

Y claro,
lo malo fue que aquel hombre
terminó haciendo caso.

Ya no toca blues
y ya no anda descalzo;

su cuerpo se hizo horma
y su vida, zapato.

Ya no se estira
y el pasado no mira,
aunque sea un rato.

¡Qué feo se ve drástico
el hombre elástico…!

¡Qué feo se ve drástico
el hombre elástico…!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales