sábado, 25 de febrero de 2012

Quieto en las arenas movedizas.

“Se tuvo fe y triunfó.
Después usted niega la fe.”
Adolfo Bioy Casares


Veo las noticias.

Todos admiran a un hombre
que logró salvarse en las arenas movedizas.

El hombre explica que simplemente
se quedó quieto.

Lo había leído en una revista.

Es decir,
todos admiran a aquel hombre
por haber leído una revista.

O peor aún:
todos admiran a un hombre
por quedarse quieto.

Y claro,
es entonces cuando el hombre
se pone a hablar sobre la fe
y la esperanza que hay que tener
para quedarse quieto.

“La fe en uno mismo”,
dice.

“La esperanza en el mundo”,
dice.

“La salvación solo viene
cuando te quedas quieto”,
dice.

De esta forma,
el hombre trabaja ahora dando charlas
y le enseña a todos que el mundo entero
es comparable
a las arenas movedizas.

Pobre hombre.

Pobres asistentes
a sus charlas.

Todos están quietos
escuchando sus palabras.

Él les da un diploma
y se fotografía con ellos
al final de sus cursos.

Nadie sale movido,
por cierto,
en aquellos retratos.

Yo, en cambio,
prefiero moverme
y hundirme.

Sinceramente,
es lo que prefiero.

Y claro,
no soy admirado
ni entrego diplomas
ni me fotografío con nadie…

Pero al menos,
por el momento,
mis charlas son gratuitas.

2 comentarios:

  1. También es posible que mientras te muevas avances...jeje...no nos olvidemos de esa básica posibilidad!
    =)

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  2. Me gustan los que se mueven, y también los que se quedan quietos, cada cierto tiempo es conveniente asumir alguna de las dos posiciones, con sus respectivos matices... es conveniente.

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