El mundo debiera buscarse una excusa.

El mundo debiera buscarse una excusa
para ser tan feo.

Decir por ejemplo que se debe
a la alta contaminación,
o a la experimentación nuclear,
o culpar finalmente
al tiempo que ha pasado
y lo ha hecho envejecer
en precarias condiciones.

Y es que a la falta de luz propia
y al ser achatadito en los polos
habría que sumarle
una existencia egoísta,
reflejada en el poco interés que tiene
de salir a recorrer el universo
quedándose en cambio dando vueltas
en torno a su propio eje
y caminando en círculos,
como un borracho
que se aisló de todos.

¡Cuánta falta de voluntad…!

¡Cuánta energía mal aprovechada…!

Y es que prefirió envejecer
en un sillón antiescaras,
lleno de bolitas de naftalina…

¡¿Por qué no prefirió ser cometa…
entrar en combustión
y lanzarse a recorrer el universo…?!

¿Por qué no entendió
que para eso estaba…?

¿También fue por trabajo?

¿También renuncio a sus sueños
por quedarse pagando el crédito hipotecario
del sistema solar?

Porque no me van a venir ustedes
con esas ideas tibias
de belleza,
y alegar que por hacer crecer pastito
o árboles
o tener animalitos revoloteando,
el mundo es menos feo…

¿Acaso no se han dado cuenta?

¡Eso no es mérito del mundo!

Es como que alguien nos aplauda
simplemente
porque el pelo nos siga creciendo…
¡o las uñas...!

Así,
la única verdad
es que el mundo gira por inercia,
y que se está dejando morir
de a poquito,
sin que nos demos cuenta.

Y claro,
todo lo demás
son solo observaciones precarias:
definiciones tibias de belleza,
de amor
y hasta de sentido de vida
que nos permiten ir tirando
mientras tanto…

De esta forma
¡mejor será que el mundo
-como decíamos-,
se vaya buscando una excusa!

¡Ah… y cuidadito…!
No se le vaya a ocurrir
ocupar las excusas
que hemos reservado
para nosotros…

Y es que cada cual
debiese ser responsable
de justificar
nuestra propia vergüenza.

Eso al menos
como primer paso.