domingo, 4 de septiembre de 2011

Desliteraturizado, o la manzana del día de hoy.

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Hoy me desliteraturizo un poco por varias razones, pero principalmente porque estoy con fiebre y tercianas y recoger los ingredientes reales para transformarlos en cualquier otro tipo de texto, me es hoy una tarea demasiado agotadora. Por lo mismo, lo que se entregan hoy son ingredientes crudos, supongo que sin mayor interés para algún otro, pero que no están allí para ser despreciados sin más, ni para mirarlos como si fuesen arrojados solo por cumplir, pues no es el caso.

Tampoco lo hago motivado por el ocio ni mucho menos, sino con la fe de que escarbando de forma honesta y procurando no dañar a nadie se termina encontrado siempre algo que algún otro puede necesitar, y alegrarse con esto, de paso, uno mismo.

Por lo general, además, en el último tiempo, creo que he ido enfocando de forma cada vez más indirecta aquello que busco transmitir, aunque siempre he tenido claro que mis objetivos –sin ser inmensos-, van más allá de contar una historia, o de escribir correctamente algunos textos. Cosa que por cierto no suelo lograr tan a menudo como quisiera.

Mmm… pero ya estoy hablando de mí nuevamente… ¿les confieso por qué lo hago? (aunque no importe)

Pues bien. Lo hago porque hay temas que exigen mucho más de mí, mucho más que una historia y un simple comentario… como sería hablar de problemas concretos de muertes, accidentes, educación… y distintas cosas que hay en tantas partes que afrontarlas un día, para dejarlas al otro y no ir hasta el fondo en esas direcciones, sería, estimo, un acto de irresponsabilidad.

Y es que no podría, por ejemplo, hablar de educación gratuita, sin renunciar inmediatamente a mi trabajo en el colegio particular en que laboro –por más que en éste nos paguen menos incluso que en los colegios subvencionados y existan otros tipos de problemas-, ni hablar de cualquier tipo de muerte o accidente cuando en el tiempo que me demoro en escribirlo hay gente que muere de hambre en otros lados y uno ni los nombra… o comer luego, como si nada.

Es por eso que sin olvidarme de todo aquello pongo a veces el centro en lo único que puedo nombrar sin avergonzarme, que es el deseo de honestidad, y de ser constantemente uno mismo, con los riesgos que eso conlleva.

Quizá por razones similares, evado también en el último tiempo hablar de mi hijo –aunque no deja de ser otra de las motivaciones constantes-, y prácticamente todo aquello que tenía un carácter más íntimo y crudo –como era en un inicio este blog-, ha ido dando lugar a escritos más cercanos a lo literario, que estaban, acá al menos, fuera de mis propósitos.

¿Qué cuáles eran mis propósitos, entonces…?

Prefiero no decirlo. O no resumirlo al menos en una frase cuando me ha tomado hasta el momento más de 17 meses de escribir un texto cada día, el acercarme un breve trecho para comprenderlo yo mismo.

No desconfíen de mí, sin embargo, ni cuestionen que me dé tanta importancia… imaginen simplemente que soy el profesor que en vez de recibir una manzana sobre el banco cada día les está dejando un banco libre con una para ustedes…

No crean que el profe peca de soberbia, pues estoy consciente que suelo recibir más de lo que enseño…

En cambio, recuerden y confíen simplemente que para cuando quieran venir, pueden hacerlo sin problemas. Magullada o no, pero estará la manzana del día sobre el puesto.

En eso, al menos, no voy a fallarles.

1 comentario:

  1. Por escritos como éste es que me gusta leerte, o leerlo, como mas te o le acomode

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