miércoles, 12 de mayo de 2010

Sobre los guiness records y monsieur Lotito.

.
Recuerdo que cuando chico me atraía bastante leer sobre los récords guiness. Había un programa en televisión y además un tío tenía un libro donde aparecían algunas marcas, aunque debe haber estado algo obsoleto.
Aunque la verdad, lo que menos me fijaba era en las marcas específicas. Si alguien logró saltar un millón de veces seguidas en un pie o si fueron diez millones no era para mí lo importante... o los centímetros del hobre más pequeño o los kilos del más gordo... Para mí la atracción estaba en otro lado.
Recuerdo que en el libro aparecían fotos de los ganadores, comúnmente mirando hacia la cámara, es decir, sus ojos daban de lleno contigo, y parecían orgullosos. Y aquello me atraía.
No el orgullo, -pues eso es simplemente una simplificación de aquello que tenían esos ojos-, sino, quizá, algo en lo que aquellos ojos creían, algo que buscaban, y algo que quizá, aunque nunca me quedó certeza de esto, habían alcanzado.
Esos ojos habían visto lo que querían ver, pero no sé, si en verdad habían visto realmente lo que esperaron ver... no sé si me explico. Lo que si puedo explicar, -porque pasó harto tiempo y además porque mi tío, dueño del libro, jamás daría con este blog-, es que recorté muchas de aquellas fotos y las guardé en una especie de álbum. Con el tiempo, aún en el colegio, las pegué en una pequeña agenda en la que fui achicando las imágenes hasta que prácticamente quedaron sólo los ojos de aquellos hombres, sin anotación alguna.
De hecho, si hoy día encontrara esa agenda no tendría pista alguna para saber qué record había alcanzado cada uno de los hombres que aparecían en los recortes que ahí guardé.
Por un tiempo también, ya más grande, guardé datos sobre algunos de estos hombres, que me atraían posiblemente para desarrollar algún tipo de historia, y, porque de alguna manera, conocían algo que yo aún desconozco. Tenían, por así decirlo, una especie de inocencia que les envidio, y que en algunos, hasta cierto punto, también me asusta.
Así que reuní material sobre algunos:
-El hombre con más tiempo sin dormir (hay un experimento que se transmitió por internet donde el hombre aguantó 266 horas).
-El mejor puntaje obtenido en los bolos al jugar de espaldas.
-Un hombre que cruzó el Sahara conduciendo en reversa.
Por ejemplo.
Sin embargo entre todos, hubo algunos de los que me encariñé, como por ejemplo, de Monsieur Lotito, un francés que batió récords de comer metal, y que montó por muchos años su propio espectáculo.
Vi videos donde la gente se asombraba. Luego vi videos donde la gente se burlaba. Entonces me fijé en el rostro de Lotito. Y en su historia. Y hasta una vez escribí un texto que pego aquí, para terminar, e ir al trabajo en la escuela nocturna, para o que además, acabó de ver, estoy un poco atrasado.
.
Todos se burlan de Monsieur Lotito.
.
Todos se burlan de monsieur Lotito
Incluso los niños que se sorprenden
Aprenden rápidamente que él está ahí para otra cosa
Y dejan, por supuesto, de asombrarse

Además sus actos ya son cosa vieja
En los últimos diez años apenas cuatro veces
Ha estado en programas de televisión
Y ya no es rostro de marca alguna

Su único hijo vive en Londres
Con otro apellido
Y ya no está en edad de tener un padre
O de recordarlo

La última vez que supo de su mujer
Fue hace seis años
Para avisarle que no necesitaba ya de la pensión
Y monsieur Lotito casi vio un acto de amor
En aquel gesto de su esposa

Quizá fue bueno que fuese aquél
El último de sus actos
,
Pensaba

Monsieur Lotito no es, sin embargo, un hombre triste
Pues ha atesorado en estos años
Los recortes de muchas de sus hazañas
Narradas en más de seis idiomas diferentes

Además puede decirse que vive en paz con su pensión
Que los Guinness le envían cada año
Como un estímulo a sus 24 récords registrados

Por eso es extraño que cada tarde
Cuando las personas pasan frente a su espacio
Parezcan compadecerse de ese hombre
Como si la tragedia de cada uno
Fuese algo menos terrible
A partir de esa conducta

¿No es estúpido?
Dice un hombre de negocios a su amante
Que va aferrada a él como si temiera perderse
Dicen que el primero de sus récords
Fue comerse una bicicleta entera…


¡No…! Dice ella
Levemente asombrada
Mientras recuerda una bicicleta rosa que tenía de pequeña
Y por un instante siente
Algo como un odio por monsieur Lotito
Como si él se hubiera almorzado su propia bicicleta
Su canasta con flores
Su niñez
Y hasta su vida entera

Monsieur Lotito en cambio
Desde su propio espacio
Agradece las miradas de los transeúntes
E incluso ve en aquella mujer
(Aquella de la bicicleta rosa)
La imagen de una mujer capaz de amar
¿Y por qué no?
La de una mujer que debe ser amada

Si yo fuese aquél hombre
Piensa monsieur Lotito
No podría dormir mirando a aquella mujer
Mientras ella durmiera a mi lado

Entonces él toma un poco más de ese metal
Y comienza a tragarlo poco a poco
Y parece calmar así sus propios sentimientos
Congelar sus necesidades afectivas
Por llamarlas de alguna forma
Que ahora se alimentan a partir de los aplausos esporádicos
De un grupo de turistas
Que alientan su posible récord número 25

Lo extraño es que por un momento
Todos parecen alegrarse
Realmente me refiero
Como si monsieur Lotito consumiese en parte
Los desperdicios de cada uno de ellos

¿Ves cómo te mira?
Le dice el hombre de negocios a aquella mujer
Que es además su amante
Creo que le gustaste al chiflado ese
¿Qué te parece tu nuevo enamorado?

¡Que tipo asqueroso! Dice la mujer
¡No digas estupideces!
Esos tipos así son incapaces de amar
Sólo se preocupan de sus récords absurdos
Comenta ofendida
Ha de tener una vida vacía

Es cierto, dice el hombre,
Mientras la agarra de la cintura
No echemos a perder este momento
Tenemos sólo algunas horas
, comenta en su oído
Y ambos aceleran la marcha e ingresan a un pequeño hotel
Al otro extremo de la calle

Mientras,
Los turistas que han dejado de aplaudir
Sacan fotos de monsieur Lotito
Y tratan de enfocar, en el mismo encuadre,
El cartel que está suspendido sobre su cabeza

¡YA HA COMIDO COMPUTADORES, UN AUTOMÓVIL
Y HASTA UN AEROPLANO PIEZA POR PIEZA
¿QUÉ SEGUIRÁ AHORA?

Y entonces
Como si él mismo estuviese leyendo aquel letrero
Monsieur Lotito se hace a sí mismo aquella última pregunta
Y mientras repasa cada una de sus marcas
Da con la respuesta como si chocara con ella de golpe
Desbordando al hacerlo
Algo que mucho se acerca a la alegría:
Como si su vida entera pudiera ser reducida a aquellas 24 marcas
Y no hubiese dejado espacio alguno entre ellas
Para que se afirme y se alimente la tristeza

Y piensa entonces monsieur Lotito
Sentado en aquel trono en el centro mismo de Grenoble
Piensa que su vida ha sido una buena vida
Después de todo
Y que su última hazaña debiese ser algo realmente memorable
Para estar también a la altura

Recuerda entonces un bello espejo de cuerpo entero
Que había en casa de su madre
Con un gran marco de bronce lleno de curvas y arabescos
Y de pronto, ante aquella visión
Su espíritu parece turbarse
Así como saliva un hambriento en medio del frío
Ante un plato sabroso y humeante
Como si en su última marca pudiese llegar a comer
Incluso su propia imagen
¿Y quién sabe?
Si hasta podría comerse luego
Una última ampolleta y su luz
Para dejar todo en penumbras

En eso piensa monsieur Lotito
Mientras los turistas se acercan excitados
Como si le estuviese ocurriendo ahora a él
Algo realmente importante
Y en las fotos ya fuera innecesario
Que aparezca el letrero sobre su cabeza
Lo que además sería ahora
Por cierto
Un encuadre cada vez más difícil

En tanto,
En su espacio cada vez más reducido
Los últimos pensamientos de monsieur Lotito
Giran en torno a aquellos recortes
Que encargó enviar a Londres
A nombre de un hijo cuyo apellido ahora desconoce
Y se siente así como invadido por una inmensa "ola de amor"
Como añorando haber abrazado a cada uno de aquellos
Que lo acompañaron durante sus marcas:

Piensa en los rostros de los niños
En las entrevistas para TV
En todas esas medallas y galvanos
Y recuerda incluso a aquella mujer
Que hace sólo unos minutos
Pasó con su amante en dirección a ese pequeño hotel
Que existe al otro extremo de la calle

Dios bendiga a aquella hermosa mujer
Murmulla mientras hacen espacio en torno a él
Y se escuchan fuertemente las sirenas

Dios le de el amor que se merece
Termina de decir monsieur Lotito

Y nos de también el amor que merecemos
A cada uno de nosotros

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales