sábado, 28 de marzo de 2020

Hombre al interior de un auto.


Está sentado al interior del auto. Frente al volante. Aún no lo enciende, ni siquiera da el contacto. No sé qué espera, estando ahí, mirando hacia adelante. Que el mundo sea el que se mueva, tal vez, en vez del auto. Cosas que no ocurren, es lo que espera. Si incluso en la playa, cuando una ola te traspasa, luego retrocede. Solo te hundes, en la arena, cuando esto ocurre. Sin mayor peligro, por supuesto, pero eso es lo que sucede. Y vaya uno a saber qué pasaría si hacemos eso por más tiempo. Casi todo es cuestión de tiempo, después de todo. De hecho, el mundo no se mueve, sin nosotros, porque no le damos tiempo. Eso pienso mientras termino de enfocar y tomo la fotografía. Hombre al interior de un auto, anoto, y señalo también el tiempo en que esto ocurre. Espero, de hecho, a que ese tiempo termine, y eso desespera un poco. Desespera porque si pasa más tiempo deberé enfocarme en mi mismo. Cuestionar mis acciones, me refiero. Iniciar una serie de preguntas que no tienen, en el fondo, una respuesta adecuada: ¿Me quedo aquí? ¿Fotografío de nuevo? ¿Qué cosa es lo que yo espero? A esas preguntas, me refiero. En tanto, el hombre sigue sentado al interior del auto. Frente al volante. Contaré hasta veinte y volveré a fotografiar. Eso es lo que decido. No sé cual será, sin embargo, mi siguiente acción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales