martes, 5 de febrero de 2013

Una buena excusa.


-Es extraño, porque tengo recuerdos hacia atrás, pero estoy seguro que nací ese día… hace cuatro años…

-¿Cuatro años?

-Claro, cuatro años y medio, realmente, porque era invierno así que hay que sumarle esos meses…

-¿Podrías explicarte?

-Sí, supongo… aunque no sé si te haga bien escuchar esto.

-…

-Es decir, si me ocurrió a mí, es probable que el engaño sea también para los otros, sobre todo para aquellos que creen tener recuerdos de mí de hace más tiempo.

-No te preocupes. Cuenta.

-De acuerdo. Te decía que nací hace cuatro años y medio, en invierno… No recuerdo exacto el día, porque no asimilé lo ocurrido hasta más adelante, pero al menos sé que fue en inverno porque fue nieve lo primero que vi tras llegar al mundo…

-¿Nieve? ¿En Santiago…?

-No exactamente… o bueno, sí… en el Cajón del Maipo… aunque no recuerdo exactamente dónde… El caso es que yo estaba cerca de unas rocas, con la Javi y los niños un poco más abajo, conversando algo… Todo parecía normal, claro, pero fue entonces que me di cuenta que yo era un recién nacido…

-¿Cómo…?

-Lo que pasa es que estaba en medio de la nieve y de pronto, mientras miraba a los niños, me percaté que no había huellas en torno a mí… Decenas de metros de nieve plana y en perfecto estado. Al principio no le tomé importancia, claro… pero cuando di pasos y vi de la forma en que estos se marcaban supe que era imposible que no hubiese habido huellas en torno mío…

-¿Pero no estaba nevando en ese momento?

-No. Ni tampoco me había quedado dormido ni había pasado mucho tiempo. Simplemente estaba ahí, con recuerdos de una vida pasada: trabajo, familia, amigos… pero no había indicios de cómo había llegado ahí… indicios físicos, me refiero. Pisadas.

-Y entonces tú concluiste que habías nacido recién.

-Claro, yo era un recién nacido… aunque no lo concluí de forma inmediata, por supuesto…

-Pero y tu vida anterior… ¿tus hijos…?

-Tenían que ser falsos, entendí después… no malos y partes de un engaño, necesariamente, pero al menos igual de engañados que yo…

-¿Y ellos tenían huellas en torno suyo?

-¿Cómo?

-Si en el momento en que te percataste que no había huellas, te fijaste si ellos tenían o no al rededor…

-Mmm… la verdad es que no me fijé… De hecho, como te decía, no le di mucha importancia en aquel momento, solo lo tomé como una anécdota, nada más…

-¿Y después?

-Después fue pasando el tiempo, y comencé a sospechar un poco… pensé incluso que podía estar en un sueño… pero lo cierto es que no había otra hipótesis que pudiera explicar lo ocurrido… yo había sido puesto simplemente ahí, desde otro sitio, quizá, como una pieza.

-¿Y por eso te alejaste de la Javi?

-Pues sí, en gran parte por eso… aunque fue una sensación general, nada contra ella… ni contra los niños… si hasta dejé el trabajo, no sé si te acuerdas…

-Pues no me acuerdo bien de esa época –le dije-. De todas formas, debo decirte que no me parece sensato lo que hiciste…

-Sé que no es sensato, pero no puedes quedarte en un engaño cuando descubres que funciona de esa forma… aunque claro, reconozco que quizá lo “correcto”, hubiese sido no cuestionarse nada y dejar aquello como una anécdota simpática… pero algo en mí no pudo… ¿Qué piensas tú?

-Yo pienso que te has inventado una buena excusa.

-¿Una excusa…? ¿Una excusa para qué…?

-No dije una excusa, sino una buena excusa… y una buena excusa es buena, porque sirve para todo.

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