-Es extraño, porque tengo recuerdos hacia atrás,
pero estoy seguro que nací ese día… hace cuatro años…
-¿Cuatro años?
-Claro, cuatro años y medio, realmente, porque era invierno
así que hay que sumarle esos meses…
-¿Podrías explicarte?
-Sí, supongo… aunque no sé si te haga bien escuchar
esto.
-…
-Es decir, si me ocurrió a mí, es probable que el
engaño sea también para los otros, sobre todo para aquellos que creen tener
recuerdos de mí de hace más tiempo.
-No te preocupes. Cuenta.
-De acuerdo. Te decía que nací hace cuatro años y
medio, en invierno… No recuerdo exacto el día, porque no asimilé lo ocurrido
hasta más adelante, pero al menos sé que fue en inverno porque fue nieve lo
primero que vi tras llegar al mundo…
-¿Nieve? ¿En Santiago…?
-No exactamente… o bueno, sí… en el Cajón del Maipo…
aunque no recuerdo exactamente dónde… El caso es que yo estaba cerca de unas
rocas, con la Javi y los niños un poco más abajo, conversando algo… Todo parecía
normal, claro, pero fue entonces que me di cuenta que yo era un recién nacido…
-¿Cómo…?
-Lo que pasa es que estaba en medio de la nieve y
de pronto, mientras miraba a los niños, me percaté que no había huellas en
torno a mí… Decenas de metros de nieve plana y en perfecto estado. Al principio
no le tomé importancia, claro… pero cuando di pasos y vi de la forma en que
estos se marcaban supe que era imposible que no hubiese habido huellas en torno
mío…
-¿Pero no estaba nevando en ese momento?
-No. Ni tampoco me había quedado dormido ni había
pasado mucho tiempo. Simplemente estaba ahí, con recuerdos de una vida pasada:
trabajo, familia, amigos… pero no había indicios de cómo había llegado ahí…
indicios físicos, me refiero. Pisadas.
-Y entonces tú concluiste que habías nacido recién.
-Claro, yo era un recién nacido… aunque no lo
concluí de forma inmediata, por supuesto…
-Pero y tu vida anterior… ¿tus hijos…?
-Tenían que ser falsos, entendí después… no malos y
partes de un engaño, necesariamente, pero al menos igual de engañados que yo…
-¿Y ellos tenían huellas en torno suyo?
-¿Cómo?
-Si en el momento en que te percataste que no había
huellas, te fijaste si ellos tenían o no al rededor…
-Mmm… la verdad es que no me fijé… De hecho, como
te decía, no le di mucha importancia en aquel momento, solo lo tomé como una
anécdota, nada más…
-¿Y después?
-Después fue pasando el tiempo, y comencé a
sospechar un poco… pensé incluso que podía estar en un sueño… pero lo cierto es
que no había otra hipótesis que pudiera explicar lo ocurrido… yo había sido
puesto simplemente ahí, desde otro sitio, quizá, como una pieza.
-¿Y por eso te alejaste de la Javi?
-Pues sí, en gran parte por eso… aunque fue una
sensación general, nada contra ella… ni contra los niños… si hasta dejé el
trabajo, no sé si te acuerdas…
-Pues no me acuerdo bien de esa época –le dije-. De
todas formas, debo decirte que no me parece sensato lo que hiciste…
-Sé que no es sensato, pero no puedes quedarte en
un engaño cuando descubres que funciona de esa forma… aunque claro, reconozco
que quizá lo “correcto”, hubiese sido no cuestionarse nada y dejar aquello como
una anécdota simpática… pero algo en mí no pudo… ¿Qué piensas tú?
-Yo pienso que te has inventado una buena excusa.
-¿Una excusa…? ¿Una excusa para qué…?
-No dije una
excusa, sino una buena excusa… y
una buena excusa es buena, porque sirve para todo.
Que buena, son como las buenas verdades y las buenas canciones.
ResponderEliminar¿y que tal si la memoria es falsa, ha sido implantada?
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