lunes, 11 de febrero de 2013

Llorar de un ojo.


*

¿Llora usted?
Sí, pero no se preocupe,
es solo de un ojo.

*

Eso sería sensato,
dijo,
llorar de un ojo.

Voltear según la ocasión
para que (no) te vean.

Sufrir según la ocasión,
de paso.

Eso sería sensato.

*

Mi hijo rompe un lente de sol,
pero solo un ojo.

Dice que le gusta así,
que no lo arregle.

Mientras sonríe veo un ojo.

No veo
el otro.

Él quiere que lo deje así.

*

Usted me entiende.

No necesito hablar claro,
para que suceda.

Quizá me aprovecho,
incluso.

A veces
ni un ojo muestro.

Sin embargo,
una extraña enfermedad,
una fiebre
es evidente.

Este ojo está seco,
me dicen.

Se afiebra.

Yo digo que está bien.

Ese es el ojo que llora,
les digo.

No importa.

*

Sigo con fiebres
y tecleo a escondidas.

Si me tapo un ojo
puedo hacerlo.

Tecleo muchas cosas.

Nunca lo confieso,
pero siempre son más
las palabras que borro.

Dejarlas todas
sería mirar directo.

Eso es fácil.

El afecto verdadero
no necesita de lo fácil.

Yo apelo, por cierto,
al afecto verdadero.

Lo necesito,
incluso.

*

Suena una trompeta a lo lejos.

Cierro los ojos
para escuchar.

La fiebre sigue,
pero debo intentar dormir.

Estoy de paso,
les digo,
no se preocupen.

Además no se llora
por un ojo.

No se llora.

*

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