“-Sí es un título cursi –dijo Vian-,
pero no hay otro”
Tras quemarte con el sol se deja ver una cicatriz.
En un costado. Pero no la recuerdas. Es nítida y hasta parece reciente, en principio,
pero como ya dijimos, no hay memoria sobre aquello. Y es que en principio no es
importante, claro. En principio. Además, en unas semanas se irá la marca del
sol y entonces la cicatriz volverá a ocultarse. Eso es todo. O eso puede ser
todo. Sin embargo, algo te lleva a insistir. Vuelves al espejo. La cicatriz a
través del espejo. Parece nombre de telenovela argentina, piensas. La cicatriz
a través del espejo. Así, comienzas luego a pensar otras cosas. Muchas otras
cosas. Aunque de vez en cuando vuelves al asunto de la cicatriz. Y claro, es
como golpear una pared donde alguna vez hubo una puerta. Nadie abre ya, esos
recuerdos. Un pozo cegado. Un instante. Tocas entonces la cicatriz con una de
tus manos. La acaricias, casi. También lo ves por el espejo. La caricia a la
cicatriz a través del espejo. Aunque eso no suena. Y sí, descubres de pronto
que quizá se trata de eso. Es decir, se trata de la cicatriz ahora. La cicatriz
es esto y está en mí. La cicatriz es ahora. La descubro ahora. Acaba de nacer,
la cicatriz. Sonríes. Apenas, pero sonríes. Miras por último tus ojos en el
espejo. No apartas la mirada. Eres, descubres, un recién nacido. Tus ojos.
La cicatriz está, seguirá estando. Lo que se ha ido -porque tu memoria la ha borrado- es la causa que cicatrizó tu cara en su momento.
ResponderEliminarSuerte que la memoria tiene esos recursos...
Un abrazo
me gusta esta cicatriz! ''tus ojos''...
ResponderEliminarNacemos sin cicatrices y con el tiempo, el sol(la vida entera) parece volvernos por completo una cicatriz, un color de piel, unos lunares, una historia
... me queda haciendo eco en algun lado el espejo.
un abrazo