"Con las mujeres no hay manera"
Boris Vian.
Ella sonríe mientras mira el monitor.
-¿Qué más podría buscar? –pregunta.
-No sé… -contesto yo, mientras le sirvo un té-. ¿Siempre juegas a eso?
-Sí… me gusta encontrar datos, historias… ¿no tienes azúcar?
-Este té se toma sin azúcar –digo yo.
Ella toma un sorbo mientras escribe algo en google.
-Es amargo –dice.
-Es un té especial –le explico-, es un té que han masticado previamente unos monjes tibetanos… la saliva permite una fermentación más rápida… de ahí el sabor amargo.
-¿Me estás hueveando?
-No… si quieres búscalo en google…
-Si te molesta que esté frente al monitor solo dilo… no tienes para qué inventar historias raras y asquerosas…
-¿Tú crees que me molesta?
-Sí –dice ella-. Y creo que ni siquiera te das cuenta cuando eres agresivo…
-¿Es agresivo un té masticado por monjes tibetanos?
-Es agresivo que te molesten mis ganas de buscar, de saber…
-No me molestan tus ganas… disculpa si di esa impresión…
-Lo que pasa es que tú crees saberlo todo, o hasta tenerlo todo, con tu biblioteca… ¿eso te pasa, cierto…?
-No –dije yo-. No me pasa eso.
-Pues yo creo que sí te pasa… y creo también que te falta humanidad… te falta corazón, incluso…
-Puede ser, pero te indicaste el lado equivocado.
-¿Cómo?
-Cuando hablaste del corazón… te indicaste el otro lado…
-¡¿Y qué mierda sabes tú dónde está mi corazón…?!
Yo guardé silencio.
-Te gusta siempre andar cuestionando… siempre juzgando o pensando que el otro no sabe qué buscar… o concluir que estamos perdidos…
-…
-¿No vas a decir nada…? ¿Quieres que me sienta absurda hablando…? ¿Esa es tu técnica ahora?
-Si quieres hablo.
-Lo prefiero… siempre y cuando no vengas nuevamente con tu humor enfermo y falto de humanidad…
-¿Lo dices por lo de té?
-Claro… ¿solo lo haces porque sabes que me dan asco esas cosas…?
-Espera –digo yo. Luego le acerco una caja.
-¿Qué es eso?
-El envase… ahí dice… hierbas para infusión previamente masticadas por monjes tibetanos de la región de…
Entonces ella, de improviso, me lanza lo que queda el té y se va al baño, con náuseas.
Cinco minutos después pasa junto a mí, sin mirarme. Toma sus cosas y se va del lugar dando un fuerte portazo.
El monitor sigue encendido.
Y Google espera.
Así, finalmente, tras pensarlo un momento, me decido a buscar la palabra humanidad.
Lamentablemente, no encuentro una definición satisfactoria.
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