“Lo que las mujeres de hoy en día quieren,
para decirlo en pocas palabras, son
hombres
con una sensibilidad apasionada y al mismo
tiempo
con el arsenal deductivo necesario para
discernir
que todos sus alegatos de autonomía
no son más que gritos desesperados
en medio de la soledad de su contradicción irresoluble”
David Foster Wallace.
Ya no venden
las novelas de amor.
De hecho, cada vez hay menos de aquellas que podíamos
catalogar bajo ese rótulo.
Hoy por ejemplo, en una librería, escuché a una mujer
preguntar por una novela de este tipo.
-No es para mí… es para regalo… -decía, como
excusándose.
Así, le ofrecieron una gran variedad de tramas:
vampiros, hombres lobo, un libro sobre la autosatisfacción sexual a partir de
una aspiradora… y claro, al final llegaron a los grandes clásicos y creo que
terminó llevándose Romeo y Julieta,
un poco obligada.
Mientras lo pagaba me acerqué a ella.
-Ellos no se aman –le dije.
Ella me miró asustada.
-Romeo es inconstante… -me expliqué-, primero dice
amar a otra chica y de pronto se enamora de Julieta, sin más…
Ella seguía en silencio, mirando de reojo a los
vendedores.
-Ese libro era una burla… una historia que se hizo
para reírse de la idea del amor y que extrañamente quedó como paradigma de
aquello de lo que quería burlarse…
-¿Desde cuándo que está solo? –me interrumpió.
Yo sonreí y pensé en decirle que desde el día
exacto en que comencé este blog, pero fui un poco más impreciso.
-El tiempo es relativo –le dije-.
Ella sonrió también.
-Además es por opción… -agregué, sonrojándome.
-¿Y qué libros usted cree que pueden tratar
realmente de amor? –preguntó, salvándome de la situación.
Yo lo pensé un poco.
-Todos los
nombres, La señora Caliban, Desayuno en Tiffanny´s, El corazón es un cazador
solitario, Los restos del día, Luz de Agosto, Sueño profundo, La escopeta de
caza…
-Espere… -volvió a interrumpir-, ¿esos son libros
de amor o de desamor…?
-¿Cómo…?
-Le pregunto si en alguno de esos libros existe
realmente un amor recíproco… -explicó ella-, ¿llega alguien a establecer una relación
con otro…? ¿Termina alguien estando junto con quien ama…?
Y claro, yo me puse a pensar y recordar las
historias y debo reconocer que ninguna de ellas cumplía con ese requisito.
-Estar junto a alguien también es relativo –le dije.
Ella volvió a sonreír.
Entonces, el vendedor le entregó Romeo y Julieta envuelto en papel de
regalo, y agregó alguna frase sobre el amor en los tiempos actuales y la
dificultad de poder encontrar una novela de amor de pareja, de verdadera
calidad…
Para cuando terminó de hablar, sin embargo, yo ya
me encontraba fuera del local, alejándome hacia un sitio más tranquilo.
-La vida siempre encuentra su camino -me dije.
-La vida siempre encuentra su camino -me dije.
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