sábado, 14 de enero de 2012

¿Por qué cortar el césped?



Nadie lo admite,
pero nos engañaron:
no hay para qué cortar el césped.

Eso es parte simplemente
de las tareas que adormecen,
como cortarnos las uñas de los pies
o soplar velitas
en nuestros cumpleaños.

Algunos dicen que fue la CIA
para evitar que leyésemos a Marx,
pero yo creo
que el asunto ese
viene desde antes.

Con todo,
puede que este no parezca ser
un asunto serio,
pero si uno saca algunos cálculos
-tiempos empleados,
costos de máquinas e implementos-,
el hecho concreto
del que hablo
pasa a tener una importancia
a primera vista desmesurada.

Haga usted el ejercicio,
y aventúrese luego a reemplazar esta acción
por alguna otra
igualmente cuestionable:
esperar en los semáforos en rojo,
aprender la teoría del big-bang
hacer filas en el supermercado
o anudarse la corbata…

¿Han calculado cuántas veces en un día
ocupamos tiempo en estas cosas?

Pues bien,
déjenme contarles que yo hice el ejercicio
y más allá del resultado,
decidí realizar algunos cambios drásticos.

Nada de corbatas,
nada de cortar el césped,
nada de esperar frente a la luz roja…

¿Y saben…?

¡Fue un fracaso!

Tuve más tiempo, es cierto,
y leí a Hume,
y a Leibniz
y hasta a Spinoza…

Amplié mi vida social,
familiar,
y hasta lo intenté con la sexual…
pero al final sentí
que me seguía faltando algo.

Y claro,
terminé de todas formas
cortando el césped.

No lo dejo muy parejo,
es cierto,
pero en eso consiste hoy
mi única rebeldía.

Y es que si bien
descubrí que cortar el césped
era un engaño,
también descubrí
que tras ese engaño
existía un abismo
cuyas proporciones
excedían mi entendimiento.

Así,
si no va a usted a cortar el césped,
le recomiendo que tenga un plan alternativo,
o verá entonces aparecer
el verdadero rostro del mundo,
mientras que todo aquello
que parecía dar seguridad
va quedando cubierto por la maleza…

¿Por qué cortar el césped, entonces…?

Porque nos falta coraje
para ver el rostro real
del mundo…

Simplemente por eso.

4 comentarios:

  1. Mejor no cortar el césped y ser valiente, digo yo...

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  2. O quizá no es falta de coraje, sino de ganas Señor Vian...
    Por gusto, por defender la felicidad, por crearse otro mundo, porque al final ¿Quién sabe a ciencia cierta cuál es el mundo real? Quizá hay tantos como personas y cortar el césped es el de algunos.
    Quizá el desafío está en crearse el propio, uno que nos haga felices a nosotros y a quienes nos rodean.

    Saludos

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  3. Sí... soy un poco cabrón a veces para plantear algunas cosas... Pero es que no deja de parecerme un poco tibia y egoísta la idea de defender la felicidad... incluso la de los otros cuando se basa en una concepción particular (y sobre todo cuando esa concepción no es la mía)
    Puh... cómo decía, soy un poco cabrón a veces, y no se me pasa...
    (Aunque en el fondo -raspando lo amargo- quién sabe si crea un poquito también, en esas cosas...)

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    Respuestas
    1. Quizá es un poco cabrón, pero yo opino que más que ser cabrón generalizó, y bueno entre cortar el césped, ser valiente o cobarde, sospecho que no hay verdades únicas, o realidad general, y es que también se puede decir que quién defiende su felicidad es tremendamente valiente, porque se necesita coraje para esa lucha, y decir ,además, que un grado de egoísmo es necesario y hasta vital.
      O se puede decir, que quién pretende que la realidad sea una, es un tanto egoísta y autoritario, y es que mutila la opinión de varios, la libertad de pensamiento y creencia... Y hasta la creatividad.
      En fin, quizá no debí escribir esto (como a destiempo y descontextualizado),que creo quedó como trabalenguas, pero bueno a mi cualquier cosa me da insomnio y no escribir esto iba a ser una causa.

      Saludos Señor Vian.

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