viernes, 6 de enero de 2012

Encontrando a Wally.




Encontré a Wally. No recuerdo qué estaba buscando, pero lo encontré. Fue en medio de la multitud, por supuesto, aunque mi intención nunca fue distinguir a alguien al interior de ella. De hecho, creo que me siento más cómodo al interior de una multitud anónima, una multitud como un todo en el que es fácil disolverse, y no dejar rastro.

Con todo, el encuentro con Wally detuvo de alguna forma dicha disolución, y pronto fuimos dos individuos en medio de una multitud que parecía no vernos, y que pasaba simplemente junto a nosotros sin percatarse que aquella reunión, en el fondo, no era resultado de nada fortuito.

-Te estaba buscando –me dijo Wally, apenas me vio.

-¿A mí? –consulté.

-Sí –contestó Wally-, quería proponerte algo.

Así, decidimos alejarnos un tanto y conversar sobre su propuesta. Tomamos un par de cervezas y entonces continuó:

-Tú no sabes lo que se siente ser Wally –comenzó-. Muchos creen que es agradable esto de ser especial en medio de los otros, o la constante búsqueda de la que somos parte… pero no sabes cuánto envidio a los otros…

-¿A quiénes? –pregunté-

-A todos –me aclaró-. Pero sobre todo a esos padres y madres que no necesitan buscar a sus hijos, pues los tienen siempre a sus lados….

-No entiendo a qué te refieres.

-A qué me encuentran, es cierto –agregó-, pero así como me encuentran, terminan abandonándome, casi al mismo tiempo…

-Pero eso ya es algo –le dije, intentando darle ánimo.

-¡Algo y una mierda…! –exclamó entonces-, encontrar otro es mucho más que identificarlo… o apuntarlo con un dedo… Por eso te estaba buscando, de hecho.

-¿Y qué es lo que quieres?

-Quiero que intercambiemos ropas. Quiero que tú seas Wally y yo ser Vian, simplemente…

-¿Que yo me vista y camine entre los otros fingiendo que soy tú?

-O fingiendo que no eres nadie –completó Wally-, a nadie le interesa una mierda quién soy yo…

Yo me lo pensé un poco y seguí escuchando los argumentos de Wally, quien se mostraba desesperado.

-Sinceramente creo que no ganarías nada –le dije tras darle algunas vueltas- simplemente te ahorrarías ser identificado cada cierto tiempo…

-¡Eso ya es suficiente! –exclamó, pensando que me convencía-, eso al menos sería paz, tranquilidad… ¡No ser visto!

Así, mientras él seguía hablando, yo pensaba en esa idea de “no ser visto”, y concluí que tal vez yo ya era similar a Wally en muchas cosas, y que no valía la pena, para ninguno de los dos, realizar ese cambio.

-Creo que no lo haré –le dije finalmente-. Discúlpame.

Wally pareció venirse abajo apenas escuchó mis palabras, y comenzó a hablar apresuradamente:

-Tú no sabes lo que es vivir de esa forma –decía-. ¡Escóndeme, ayúdame a pasar desapercibido por el lado de los otros… tápame cuando vengan… protégeme…!

Fue entonces cuando sin previo aviso vi descender algo sobre el cuerpo de Wally.

En principio me había parecido una mano gigante que lo apuntó a partir de su dedo índice, desapareciendo luego de la misma forma como había aparecido.

-¿Vio usted aquella mano? –le preguntaba yo a la multitud, pero nadie parecía haber visto nada extraño, realmente.

Recién entonces, tras insistir con mis preguntas, me percaté que Wally estaba tendido en el suelo, aparentemente muerto, y que a su alrededor se había comenzado a reunir un gran número de personas, intentando auxiliarlo.

Quizá por eso –porque había una gran cantidad de personas en torno suyo-, fue que decidí alejarme de aquel lugar, y dejar a Wally enfrentar su propia suerte.

-Discúlpame –intenté transmitirle, mientras me iba-, pero supongo que a todos nos toca ser Wally, en algún momento, cuando no aprendimos a ser verdaderamente nosotros mismos…

Y es que así, supongo, es como nos llaman también a todos, en algún momento. Prácticamente por azar y sin ningún otro tipo de justificación.

Así es la vida, dicen algunos. Y se conforman.

Yo prefiero denunciarlo.

2 comentarios:

  1. Tener una relación con uno mismo...A veces mucho más gratificante, que un encuentro disfrazado con el mundo.

    ResponderEliminar
  2. No me gustaría ser Wally, prefiero estar entre los "otros", los que se pasan por alto por no tener distintivo (no por no ser especiales)

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales