sábado, 13 de noviembre de 2010

Vian, y sus equívocos poderes de atracción.

.
"-Es usted un gran tipo señor Evans. Es que sabe, he estado bebiendo.
-Lo perdono. Ahora váyase.
-Es que hay algo que tengo que decirle, señor Evans.
-Está bien, ¿de qué se trata?
-Lo quiero, señor Evans.
-¿Cómo? ¿Querrá usted decir que aprecia mi carácter, verdad?
-No, su cuerpo, señor Evans.
-¿Qué?
-Su cuerpo, señor Evans. ¡No se ofenda, por favor, pero quiero que usted me dé por el culo!"
.
Ch. Bukowski, Una ciudad maligna.


No sé bien a qué se debe. Pero no pasa mucho tiempo sin que se me acerque algún tipo como el del epígrafe y me ofrezca -puede que más sutilmente- aquello que le ofrecían al señor Evans.

Quizá soy malo para identificarlos, o simplemente es mala suerte, pero la situación en este último tiempo ya parece chiste... y chiste cruel más encima, porque de la vereda que me interesa prácticamente no hay señales.

-¿No te interesa que vayamos a mi depa para que nos despidamos?

-¿Qué?

-Que si no te interesa que nos despidamos en otro lugar... yo te abrazo para atrás...

Y a uno se le revuelve el estómago de golpe. Y el hueón te mira como mojándose los labios y uno no sabe si golpear o si enojarse, o si sentirse utilizado... sí, como mina... utilizado porque a lo mejor el otro había pagado un poco más de la cerveza y se sentía con derechos o qué sé yo.

Lo peor del caso es que siempre me ocurre sin sospecha previa. Y la frase te llega en un momento totalmente inesperado... después de las palabras rudas sobre el fútbol, o luego de algunos comentarios hacia algunas chicas y que sólo buscaban indagar sobre tus gustos.

-¿Sabes? Yo desnudo soy igualito a esa pelirroja de allá, ¿te gustaría comprobar?

Y uno que se espanta y hasta da asco y la reacción se anula porque pelear es también un tipo de contacto y la situación te deja una sensación mala que puede durar hasta días... y además está el rollo de que te traten de homofóbico y al final el malo termina siendo uno y te hablan de tolerancia y todo ese discurso que se va a la mierda en cuanto vez esa miradita y escuchas las palabras poco sutiles, y te molesta hasta que el otro te haya imaginado en esa situación... y sí, puede que en verdad sea uno homofóbico, al menos en esas situaciones.

"Vian, te escribo al mail que sale en el blog para hacerte tres proposiciones directas: sexo, amor y literatura..."

Y uno que hasta se entusiasmaba, pero de pronto vez que firma Rafael... y buscas la A final por todos lados y no aparece... y todo lo que te describió se va a la mierda y una sensación de rechazo surge y no se va y todo por una madita A que no aparecía por ningún lado.

Más encima los otros buscan interpretar tu rechazo como algo no asumido, como un gusto secreto... está bloqueado en tu inconsciente, te dicen... no quieres imaginártelo porque te podría gustar...

¡Qué mierda! Me da asco porque no puedo evitar, si me lo dicen, imaginarlo, o sentir que el otro lo imaginó y es casi como si te hubieran violado, o algo por el estilo... y no es válida ninguna reacción y...

-Pero piensa en Sarduy -me dicen- o en Wilde, o en los griegos...

-¡Yo pienso en mi culo y eso basta!

-Entonces no pienses en él y piensa en el mío...

Y como además han acercado la mano al Milton, uno ya no tiene opción y debe lanzar un golpe fuerte y directo y el tipo cae hacia atrás y luego te sientes mal... y entonces te dicen que alguien que supuestamente escribe o que es más sensible y etc., no es posible que reaccione de esa forma...

-Pero si me ibay a agarrar el invertebrado...

Y uno al final casi debe pedir disculpas, y quedarse con la sensación mala hasta el otro día, o hasta que pase otra cosa peor que haga olvidar aquello.

Cómo sea. El asunto es que ya estoy harto que se repita. Que pase una vez cada ciertos años, bueno, puede ser... pero estos últimos meses ésto ha estado ocurriendo de forma bastante regular, y voy a tener que tomar medidas.

Practicar hablar más ronco, cortarme más el pelo o escribirme en la frente que me gustan las minas. Aunque a ellas, al parecer, poco les importa.

Otras veces es peor, porque pienso que Dios me está hueveando. Que se caga de la risa cuando me ve afligido y como que me quiere poner a prueba, como a Cristo en el desierto.

Y es que al final como que me dio las cualidades cambiadas, porque al parecer soy atractivo pa los tipos, mientras que pa las chicas... bueno, esa es otra historia. Y es una que tampoco me hace gracia, a fin de cuentas.

Quizá tendré que hacer como hace mister Evans hacia el final del cuento de Bukowski, y comenzar a poner orden en esta ciudad maligna...

Sí, supongo que por ahí va la cosa... no veo otra opción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales