viernes, 12 de noviembre de 2010

Suna no onna, de Hiroshi Teshigahara (1964)

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Impresionante película.

Tanto que cuesta comenzar a hablar de ella, y uno debe borrar cerca de diez veces la frase inicial de la entrada hasta conformarse con aquella que quedó puesta, y que poco dice, o explica.

Ya me había pasado con otra película de Teshigahara -Un hombre sin un mapa-, aunque esa vez quedé con dudas pues la vi con subtítulos en inglés, y como no soy un experto, todo aquello que me pareció genial, debía, -pensaba-, ser reafirmado.

Pues bien, tras ver Suna no onna, no sólo aquella impresión se acentuó, sino que el director se encaramó de un salto a disputar los primeros puestos al mejor director de todos los tiempos del cine japonés junto a Kurosawa, Ozu, Shindo -con el que tiene ciertos rasgos comunes-, Mizoguchi... bueno, la verdad es que va a tener que pelear con hartos... si hasta a Koreeda le tengo tanto cariño que le permito inscribirse en el campeonato.

Y es que La mujer de la arena -suena feo, pero es la traducción con que se conoce esta película-, es una película que impresiona y golpea, y lo hace utilizando una serie de golpes que no provienen sólo de uno de sus ámbitos, sino que parecen complementarse unos con otros y fortalecerse en su conjunto.

Golpe 1: La trama.

Un profesor con gusto por la entomología vaga por un desierto buscando un bicho desconocido para que algo imperecedero pase a tener su nombre.

Así, llega hasta una casa asediada y derruida por la arena, donde vive una mujer quien ha perdido ya, debido a la misma arena, a su esposo y a su hija.

El hombre se ve entonces apresado en aquel lugar, por distintas razones que no ahondaré acá para no revelarles mucho de la historia, si es que se animan a ver el film.

Y esa sensación de ahogo, de encierro, de la arena que una y otra vez cae sobre la casa y está ahí como una constante amenaza, enriquece de tal forma a esta película que hace que sus dos horas y media de metraje mantengan siempre una tensión constante... una picazón casi, como de arena en el cuerpo, en los ojos...

Un golpe sucio quizá, como cuando en la lucha libre se tiran algún tipo de polvo sobre los ojos, antes de lanzar otros golpes más directos.

Golpe 2: La fotografía.

Aplastantemente hermosa. Las imágenes de los desplazamientos de la arena la hacen parecer casi un ser vivo. Una fuerza natural presente y constante en la película, que recuerda, a pesar de ser totalmente antagónica, a la presencia de la naturaleza en la insuperable Onibaba, de Kaneto Shindo.

Una fotografía que sabe ir desde lo minúsculo de un pequeño insecto hasta abarcar horizontes inmensos, donde el hombre parece casi un ser sometido, pequeño, superado por el entorno.

Algo así como una amenaza constante, una naturaleza que parece querer atraparnos en ella. Un movimiento como de respiración que está presente en aquel desierto y que parece transmitirse, al mismo tiempo, a los otros personajes del film.

Un nuevo golpe a los ojos, pero que se deja sentir en todo el cuerpo. Un golpe de belleza que te rodea y desconcierta, y que no deja de atacar durante prácticamente toda la película.

Golpe 3: La música.

Un elemento excelente. De nuevo con reminisencias a Onibaba y a sus percusiones tribales.

Ritmos y chirridos que parecen los latidos de aquel lugar y que saben aparecer en los momentos precisos, ritmos que toman las distinitas sensaciones que predominan en los personajes principales y que chocan y se enlazan y hasta terminan por revelar una matriz común.

Violenta, agresiva, viva.

Más que un golpe, una llave, algo que te hace tomar extrañas formas y que te somete a través de una fuerza extraña, y poderosa.

El golpe de gracia: Kôbô Abe (autor de la novela en que se basa el film y guionista del mismo).

Kôbo Abe es considerado por algunos como el mejor escritor japonés de todos los tiempos. Constantemente se le compara a Kafka, y hasta Kenzaburo Oé, tras recibir el nóbel, señaló que Abe lo merecía más que él.

Sin embargo, es muy difícil, en Chile, encontrar alguno de sus libros. A pesar de que Suna no onna, esté publicado por Siruela, y que Idéntico al ser humano, se haya publicado en español este mismo año, en Barcelona.

De hecho yo lo busco hace tiempo y sólo logro encontrar fragmentos y otras pequeñas cosas que, sin embargo, me han parecido realmente impresionantes, como por ejemplo, un libro en el que un grupo de personas que andan, literalmente, con una caja en la cabeza y que pasan a constituir una especie de grado social, terminan por demostrar, con sus propias experiencias, algo similar a la supresión completa de la voluntad y al ocultamiento de sí mismos (Hakootoko -que conseguí en inglés, por lo que es posible que hasta trate realmente de otra cosa-).

Cómo sea, es caso es que tanto Un hombre sin un mapa, como Suna no onna, están basadas en novelas de este autor y, además, él mismo es el encargado de desarrollar su guión.

Es decir, estas películas, son casi el único acercamiento posible a la obra de Abe, e incluso, pueden ser consideradas como manifestaciones directas de sus obras, pues, según se dice, el autor estuvo presente al momento de la edición e interfirió en la estructura final que alcanzaron dichos films.

Raya para la suma.

En definitiva, una película llena de significados entrelazados y que alcanza una profundidad notable. La visión del hombre como un ser que debe aprender a ser, frente al otro, y que está en constante búsqueda de su identidad, a través de las formas más extrañas y maravillosas y hasta dolorosas, que puedan concebirse.

Les dejo por tanto el link que contiene la película y el de los subtítulos, tomados desde http://www.cultmoviez.blogspot.com/, -sin permiso alguno de ellos, por supuesto-.
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Asimismo, adjunto los links para la película Un hombre sin un mapa, aunque los subtítulos de este último film, se encuentran sólo en inglés.

Y como no tengo sueño, me demoro un poco más y hasta les dejo el trailer, a ver si se animan.

Suna no onna (descargar).


Un hombre sin un mapa (descargar).
(Los link se encuentran en esta página, con subtítulos sólo en inglés)


Trailer original de suna no onna.


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