domingo, 28 de noviembre de 2010

Ilustradores contemporáneos: Tom Gauld.

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Hace un tiempo he comenzado a interiorizarme más en las obras de algunos ilustradores contemporáneos. De hecho, hace unos meses, tuve la suerte de conocer a un tipo que coleccionaba originales de algunos dibujantes, y que estaba constantemente a la caza de "nuevas promesas", para adquirir algunas de sus obras a bajo precio.
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Pude ver de esta forma, ilustraciones originales de al menos 20 dibujantes que hoy por hoy han alcanzado cierta fama y son reconocidos por su obra, comprobando que la calidad de la gran mayoría de ellos está fuera de toda duda.
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Trataré entonces de abordar brevemente las creaciones de algunos de ellos, partiendo en esta oportunidad con uno que quizá no sea del consenso de todos, pero que me interesa por cierta particularidad en algunas de sus creaciones y, especialmente, en las proporciones que utiliza al momento de desarrollar sus imágenes.
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I. Tom Gauld.
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Con menos de 35 años, el escocés Tom Gauld es uno de los ilustradores y creadores de viñetas más reconocidos a nivel internacional.
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Recientemente, tras hacerse cargo del diseño de unas latas de Coca Cola para una campaña sobre el cuidado del corazón, su nombre y su estilo se masificó aún más y digamos que su nombre se hizo referente obligado cuando se debe hablar de ilustración hoy en día.
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Sin embargo, más allá de su nombre o trabajos para Coca Cola o sus viñetas publicadas en The Guardian, lo que me atrae de la obra de Gauld se basa en algunas imágenes de "monstruos" o "robots" y a la forma en que éstos son representados en sus dibujos.
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Dichos dibujos, me gustan principalmente por la oposición que puede darse entre las figuras humanas y aquellos seres o máquinas, contra los que se "enfrentan".
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Y es que hay algo en esa oposición, una suerte de "imagen y semejanza" entre los hombres y aquellos seres cuyas proporciones sobresalen.
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No sé bien que es, o en qué consiste, pero de cierta forma es algo relacionado con la derrota... con los hombros caídos... con cierta indefensión que expresan... Algo que está contenido en una actitud y que hace que la figura humana parezca siempre avocada a tareas que lo sobrepasan -al menos en tamaño-, y en las cuales sus rasgos humanos, no pueden dejar de estar presentes.
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Asimismo, en muchas de sus imágenes, parece existir cierta soledad entre los seres que se oponen. Hombres solos frente a monstruos solos, o frente a máquinas. Robots que no son en serie sino que son únicos, y que, de cierta forma, parecen cargar con aquella tragedia que es justamente el carecer de un otro igual o similar a ellos.
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Desde este punto, la obra de Gauld, -o al menos ese ámbito de su obra-, parece hablar también de cierta incomprensión... el otro es siempre alguien distinto, de otra naturaleza, alguien con quien la comunicación no es posible, y ante quienes el enfrentamiento -aparentemente el único vínculo posible entre ambos-, termina por enternecer... por ser reflejo de algo que va más allá de la forma y que es algo similar al deseo de no ser únicos... de ser comprendidos por el otro, aunque no se sepa bien cómo.
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Y sí, supongo que ese es el aspecto de la obra de Gauld que me atrae, y que hace que sus sencillos dibujos se posicionen sobre otros técnicamente superiores.
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Y es que no los considero sólo ilustraciones, sino que parecen contener significado en sí mismos. Un deseo de entender al otro, de verlo semejante, de redefinir el enfrentamiento como la forma de comunicación que existe entre dos soledades...
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Una indagación en el monstruo, en la máquina -y en todo aquello que hemos creado, en definitiva-, y que nos lleva a encontrar, al interior de ello, una naturaleza humana que comparte nuestras mismas necesidades, y afectos.
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Esos son los dibujos que me gustan de Tom Gauld. Con ellos me identifico. Y gracias a ellos, también, puedo mirar de forma más cercana aquello que me rodea... Abrazar la lavadora, el televisor, y hasta el refrigerador... y dejar comida recién hecha fuera de mi puerta, por si pasa uno de esos monstruos que no se dejan abrazar, y que esperan, sin embargo, justo aquello, escondidos quién sabe dónde.
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