lunes, 1 de septiembre de 2025

Hablando del ruido.


Estaba en medio de la multitud, haciendo algo.

Por lo mismo, intentaba no prestar atención a nada en lo absoluto cuando un tipo extraño se acercó a hablarme.

-¿Usted me está hablando del ruido social? –me preguntó.

-¿Yo qué?

-Le pregunto si usted me está hablando del ruido social –repitió, alzando la voz.

-No –le dije-. De hecho, ni siquiera le estaba hablando.

Nos quedamos en silencio.

En silencio, aunque en medio del ruido.

-Tal vez usted debería hablarme de eso –dijo ahora.

-¿Hablarle de qué? –pregunté.

-Del ruido social, claro –contestó, como si fuese lo más obvio.

Dejé pasar un rato, intentando que se aburriera y se fuera del lugar.

No lo hizo.

-Si le molesta hablar aquí podemos movernos a algún otro sitio –dijo-. Menos ruidoso…

-No es necesario –repliqué-. No tengo nada que hablar con usted.

Él se mostró extrañado, y me miró de arriba abajo, como si quisiera burlarme de él.

-Pero si fue usted mismo quien comenzó a hablarme y sacó el tema –señaló, molesto.

-Probablemente usted me confundió con alguien… -le dije-. En medio de este bullicio y toda esta gente es fácil que ocurra.

Tras terminar de escucharme volvió a mirarme, visiblemente molesto.

-¡Cobarde! –gritó.

Fingí no escucharlo.

No era difícil porque las otras voces del lugar apenas dejaban oírlo.

-¡Cobarde! –volvió a gritar.

Yo asentí, sonriendo y alejándome de donde él se encontraba.

A medida que lo hacía, observé que él seguía gritándome, pero esta vez, realmente, ya no lo escuchaba.

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