Apenas me vio se acercó rápido a donde estaba.
-¿Salir de dónde? -me preguntó, mientras me saludaba.
Como no entendía a qué se refería me limité a mirarlo, confundido.
-Ya sabes -siguió-, te escuché ayer… hablabas de salir de algún sitio, según recuerdo…
Dudé por un momento.
Tenía un recuerdo vago, pero sinceramente no sabía a qué se refería.
-Supongo que uno aspira a salir del lugar en el que está -improvisé, luego de un rato.
Hubo un breve silencio.
Él asintió mientras parecía reflexionar sobre mis palabras.
-No es necesario que le des tantas vueltas -le dije.
Él me miró extrañado.
-Después de todo no soy un genio -mentí.
Entonces dijo algo más, pero de esas frases que se dicen solo por cumplir.
Por lo mismo, no le presté atención.
Solo me fijé en que parecía decepcionado.
Entonces, pensé en decirle que era un error decepcionarnos de cualquiera que no sea uno mismo, pero luego decidí que era una frase demasiado pretenciosa, y me la guardé.
En cambio, le dije otras palabras que, si bien en apariencia eran igual de pretenciosas, me parecían lo suficientemente honestas como para ser dichas.
-No nos escondemos para no ser encontrados -le dije-. No sé si te das cuenta, pero en el fondo, aunque nos ocultemos, siempre dejamos un pie fuera… Ya sabes, algo de nosotros para que se siga viendo y alguien nos descubra.
-¿Y en tu caso qué sería? -preguntó.
-Un nombre -le dije-. No debiese decir nada, pero te adelanto que es un nombre.
Por un rato nos quedamos en silencio.
-¿Vian…? -preguntó.
-¿Qué pasa? -contesté.
Pero el pareció desistir de su pregunta, y se marchó.