Somos injustos, a veces, con la vida que sí tenemos.
No entraré en detalles, pero ambos sabemos que es cierto.
Nos quejamos y maldecimos a la menor dificultad.
Y hasta a veces (sin verdadera causa) nos dolemos.
Piensa en la tuya, si quieres.
Hazlo, pero eso sí: sé honesto.
Reconoce que la miramos sin cariño, incluso, como si no fuese nuestra.
Como si alguien distinto a nosotros la hubiese construido y la hubiese abandonado al lado nuestro.
¡Qué injustos somos con la vida que sí tenemos…!
Si hasta la ponemos a luchar, sin preparación alguna, contra todas aquellas vidas que decimos que queremos.
Es decir, enfrentamos aquella que tenemos contra una infinidad de otras que solo son suposiciones.
Proyecciones vacías, en el fondo, de algo que carecemos.
¿No parece acaso una pelea injusta?
Una contra todas, si lo piensas.
O contra todas menos una, si intentas ser preciso.
¡Qué poca responsabilidad…!
¡Cuánta insensatez, por decir lo menos!
Fotos en la oscuridad, que nos sacamos, para buscar lo verdadero.
Tiempo perdido, y poco más.
Rechazo de lo único que nos resulta propio, a fin de cuentas.
¿Es verdad que no lo ves?
¿O es que prefieres, simplemente, no verlo?
¡Qué injustos somos con la vida que sí tenemos...!
¡Qué injustos...!
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