Escribió unas frases en una hoja. Luego las ordenó
un poco, como diálogos. Después hizo unos dibujos. Intercaló lo que había
escrito e hizo un cómic. Uno breve en todo caso. Entonces se fijó que eran las
cinco de la mañana. Había estado todo el día en eso. Desde la mañana del día
anterior, para ser exacto. Eran apenas dos planas y faltaba retocar los
colores, pero se sentía conforme. Orgulloso incluso. Leyó y releyó lo escrito varias veces. Incluso
los dibujos le parecían magníficos. No tenía sueño ni a quien contarle a esa
hora lo que había hecho. Entonces el recién nacido artista recordó que conocía
a alguien que podía estar dispuesto a esa hora. Eran las 5:10 A.M., cuando lo
llamó. Además, se trataba de alguien que supuestamente había leído harto y
hasta conocía un poco de cómics. Quizá fuera posible que conociera a alguien
que quisiera fomentar su trabajo o tuviese contactos con alguna editorial que
estuviese dispuesta a difundirlos. De pronto, mientras llamaba, pensó que era
mejor fotografiar antes el trabajo. Cortó la llamada antes que le contestaran.
Diez minutos le costó encontrar una buena luz, para que el trabajo se apreciara
de mejor forma. Envió las imágenes por whatsapp y llamó. Como no le contestaron
insistió de nuevo hasta que contesté. No lo escuchaba hacia años. Me había dormido
hacía media hora cuando sonó el teléfono. Entonces me contó lo que escribí más
arriba. De inmediato me pregunto por contactos en editoriales y planificó un
tanto su futuro. Lo escuché y le dije que esperara, que iba a leer lo que había
escrito y que si quería le contestaba a través de un blog en el que debía escribir
en unos minutos ya que me había atrasado. Nadie lo lee, es solo para aprovechar
el tiempo, le dije, no tiene que ver con publicidad, recomendaciones y esas
cosas. Él aceptó y me ido otros detalles de su obra. También me contó de unas
pastillas nuevas que estaba tomando, hacía pocos días. Finalmente cortó la
llamada y yo le dije que vería sus imágenes. Eso hice. Luego escribí esto. Fome y mala la hueá. Vacía. Deshonesta. Innecesaria.
Es solo una opinión, por supuesto. Pero eso fue lo que me pidieron. No sé que
más decirle. De todas formas, él sabe que lo que he dicho es cierto. Ahora le
envío el link.
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