martes, 18 de agosto de 2020

Dos Áfricas.


En la carta decía que viajó a dos Áfricas.

No era metáfora,
su teoría era que todo tenía un par.

Que el mundo entero era dos mundos.

Que una vida era dos vidas.

Algo así, decía, aunque nunca,
que yo recuerde,
se lo oí explicar.


Venían fotos, también, en esa carta.

Tres fotos, intercaladas entre las hojas.

Eran fotos pequeñas, de llanuras inmensas.

Ninguna especificaba, por cierto,
el lugar donde fue tomada.


Debo haber leído esa carta unas seis veces.

Me gustaba leer sus comentarios, mayormente.

Comentarios que incluso
hacía sobre sus propias palabras:

Creo que mentí un poco en el párrafo anterior.

o

Debí iniciar la carta por esta parte.

o

La descripción que hice suena bien,
pero el lugar era francamente horrible.

Eran frases que probablemente agregaba
luego de haber escrito la carta.

Y es que estaban escritas con letra pequeña,
entre los párrafos,
o a un costado de ellos.

En esta en particular,
además,
se incluían unos dibujos
atrás de cada hoja.

En una había dibujado unos objetos,
en otra un par de árboles
y en la última iba un mapa.

Un mapa que era en realidad dos mapas.

Dos Áfricas con una ruta marcada en rojo.

Bajo ellas, finalmente, una única frase
escrita con letras pequeñas:

Ninguna de las dos valió la pena.

1 comentario:

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