viernes, 21 de agosto de 2020

Dos, frío, blanco.


De pie en Praga
esperando un tranvía:
la nieve sobre el cuerpo.

Con suero en el hospital
y amargos calmantes,
temblando de frío.

Sacudes la nieve
y pronto te cubre
más nieve.

Si el dolor se retira
aprende a disfrutar
aunque sea un momento.

Las ramas de blanco
quebradas por la nieve,
saben menos que el árbol.

Si tu hijo te abraza
para frenar los temblores
agradece el dolor.

Tomar con quien amas
un tranvía en Praga
hacia cualquier sitio.

Si el dolor se va
o si no se aleja,
observa el amanecer.

En la última estación
fuera de Praga,
todo es blanco.

Si venimos a morir
a este mundo,
has que todo sea bello.

Hablar en Praga
sin hablar
con palabras de nieve.

Recoges un pájaro
al salir del hospital
congelado en el piso.

Aves cantando
en un puente de piedra
sobre algo que fue un río.

Que los recuerdos
no te alejen
de este amanecer.

Sea bajo el dolor
o bajo la nieve en Praga
no sacudas los hombros.

La nieve,  
no sabe lo que hace,
pero sin duda lo hace.

No creas a tus ojos;
solo se congela
la superficie del río

¿Quieres habar del frío?
preguntaba aquel
que nada entendió.

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