martes, 25 de agosto de 2020

El mismo sueño.


Antes soñaba que estaba en un puente.

Ahora sueño que estoy en un túnel.

Supongo que en el fondo son el mismo sueño.

Hay más luz, por supuesto, en uno de ellos.

Pero lo que ocurre en el entorno suele ser lo mismo.

Cuerpos que pasan hacia un lado, me refiero.

Y cuerpos que pasan hacia el otro.

Y es que, al parecer, en el sueño, estoy en medio del puente.

O de forma fija en medio del túnel.

Lo extraño es que, a pesar de estar inmóvil, soy consciente de los dos extremos.

Del fin y comienzo del puente, me refiero.

Y del fin y comienzo del túnel, en la otra variante.

Hoy, por ejemplo, tuve el sueño del túnel.

Y claro, veía pasar de un lado a otros cuerpos luminosos, que no distinguía en detalle.

Igual que siempre, digamos.

Eso, hasta que intenté dejar de estar inmóvil.

Y decidí moverme hacia uno de los extremos del túnel.

Probé hacia un lado, con esfuerzo, pero noté que no podía.

Luego lo intenté, sin éxito, hacia el otro lado.

Mientras lo hacía, sin embargo, puede notar que los cuerpos parecían alterarse.

Moverse levemente y vibrar, como si estuviese ocurriendo un terremoto.

Fue entonces que comprendí que, en mis sueños, no estaba en el puente o en el túnel.

Sino que yo mismo era el túnel o el puente.

Y ser otra cosa, debo reconocer, me pareció en ese instante algo no tan malo.

Sobre todo, porque era una cosa que tenía una utilidad.

Ya fuese posibilitando una salida, o generando un acceso.

Con esa sensación me desperté y vine de inmediato a ponerlo por escrito.

Sin esforzarme demasiado, por supuesto.

Tomándome, digamos, un respiro.

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